Un equipo de investigadores que realizó un estudio en el bosque húmedo del Caribe costarricense sobre la rana voladora (Ecnomiohyla sukia), descubrió que la hembra de esta especie tiene la capacidad de cantar para llamar a los machos con la idea de reproducirse.

Este descubrimiento es particular e inusual, ya que, las hembras de las ranas no son las que vocalizan (cantan), a pesar de que tienen cuerdas vocales, sino que los machos son los que emiten los sonidos para “seducir” a una posible pareja.

“Hasta la fecha nunca se había documentado y descrito la vocalización de la hembra de esta especie, la cual es endémica (única) de Costa Rica”, explicó el coordinador de la investigación, Stanley Salazar, quien es herpetólogo empírico.

La investigación se publicó en junio de este año en la revista científica Anartia, editada por el Museo de Biología de la Universidad de Zulia, en Venezuela.

La publicación describe que el llamado de la hembra de la rana voladora es muy parecido al del macho, incluso comparte una serie de notas tonales y la duración es similar.

Saber dónde están

Si bien es una conducta poco común, Salazar tiene la idea de que una de las funciones del canto femenino es facilitar la ubicación de los machos, ya que su canto motiva un aumento de las llamadas de machos cercanos.

“Por lo general, las ranas se encuentran alrededor de alguna zona con agua, como una laguna o un estanque lo cual hace más sencillo que las hembras lleguen hasta dónde están los machos; sin embargo, esta especie habita en los árboles, por encima de los tres metros de altura del suelo, lo que puede explicar esta conducta poco común”, comentó Salazar.

El estudio dice que se han registrado cantos de hembras en las cortezas de los troncos y ramas de los árboles, además, de la vegetación más alta de los árboles del bosque, mientras que los machos solo se han visto llamando desde dentro y alrededor de los agujeros de los árboles.

El trabajo tuvo una duración de cinco años y se realizó en la zona de Sarapiquí y dentro del parque Rainforest Adventures, del Braulio Carrillo, donde se desarrollan otros proyectos de conservación como el de la rana corona.

“Para Rainforest Adventures es un gran orgullo haber contribuido con este descubrimiento científico. En nuestros parques buscamos acercar la ciencia a la comunidad a partir de actividades turísticas que fomentan el conocimiento, el cuidado y la preservación del patrimonio natural y el medio ambiente, generando concientización y promoviendo el respeto y el valor por la naturaleza”, expresó el gerente general, Nicolás Staton.

En este este parque se ofrecen tours nocturnos durante los cuales se puede ver la rana voladora y otras especies de reptiles y anfibios.

Además de Salazar, quien es costarricense, en el estudio colaboraron Andrés Camilo Montes Correa, experto en bioacústica de origen colombiano y César Barrio-Amorós, español y herpetólogo de profesión.