En menos de un mes el balneario San Lucas Beach Club, en Puntarenas, pasó de ser un lugar de diversión y alegría a un peligroso potencial criadero de mosquitos de dengue y el chikungunya.
Semanas atrás el ministerio de Salud lo cerró porque en las aguas de las piscinas se encontraron desechos fecales, entre otras faltas graves.
Además, otro de los grandes problemas es que hay 21 empleados a los que nadie les paga un cinco de salario, pero tampoco nadie los liquida, o sea, ni los despiden ni les dan sus prestaciones. Trabajadores de mantenimiento, limpieza, piscinas y el restaurante, no tienen ni la menor idea de qué pasará con su futuro porque de la noche a la mañana se quedaron sin brete y nadie les da la cara.
Para tratar de entender qué pasa, seis vecinos de distintas partes de Puntarenas se acercaron al balneario a ver si estaba alguien de la administración de la concesión, pero se toparon con que no hay nadie a quien reclamarle.
¿Quién podrá ayudarlos?
Rubén Joseph, María Villalobos, Mauren Patiño y Wilberth Rodríguez, quienes están con la incógnita de si todavía son o no trabajadores del balneario. El pasado 15 de enero recibieron una carta donde les indicaban que estaban suspendidos laboralmente, pero sin goce salarial mientras se solucionaba el asunto.
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“Es una problema que tenemos, ya que nos dieron una carta de suspensión y desde que me la dieron yo dije, me quedé sin trabajo. Trabajaba en la cocina y lo peor es que si consigo trabajo en otro lugar, la empresa del Balneario nos dijo que teníamos que poner la renuncia, es decir, perderíamos el tiempo laborado” dijo Mauren Patiño.
Las piscinas están completamente abandonadas, también las mallas perimetrales están abandonadas.
“Es una lástima ver el balneario en este estado, uno trabajó aquí y amaba el trabajo y lo que hacíamos. Estamos sin trabajo y sin recibir la liquidación laboral”, dijo María Villalobos.
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Una vez más la piscina del balneario vuelve a convertirse en un foco peligroso para los zancudos, lo mismo ocurrió a mediados de los años noventa, precisamente por eso fue que se cerró totalmente en aquella ocasión.
Muchas faltas
Una inspección en noviembre del año pasado confirmó la presencia de desechos fecales en el agua en niveles superiores a los permitidos y, además, niveles de cloro residual inferiores a los requeridos para asegurar la calidad del líquido a quienes ingresan a la piscina.
La planta de potabilización tampoco funcionaba, se hallaron desprendimientos de cerámica en sitios de la piscina, e incluso, problemas con el manejo de los residuos sólidos del balneario.
Se confirmó que las piscinas carecen de filtros y químicos especiales para garantizar su limpieza. En total, se giraron cuatro órdenes sanitarias debido a distintas faltas.