Hace exactamente 160 años que el filibustero William Walker se rindió ante los ejércitos de Centroamérica y la región quedó libre del peligro de los invasores.
Este acontecimiento histórico ocurrió gracias a la batalla en la que salió victorioso el ejército costarricense, con el apoyo de las tropas de Guatemala, El Salvador y Honduras
La rendición de Walker tuvo tal significado en la historia nacional y centroamericana de la época, que el presidente de la República, Juan Rafael Mora Porras, en su decreto número 35 de octubre de 1857, indicó que el 1 de mayo sería declarado feriado para todos los ticos.
Como el decreto se firmó en octubre, fue hasta el 1 de mayo de 1858 que se disfrutó el primer feriado para recordar ese acontecimiento tan importante en la vida nacional.
"Fue una fiesta preciosa, llena de algarabía y conmemoraciones, porque estábamos teniendo la primera celebración por la victoria sobre los filibusteros", dijo el profesor Tomás Federico Arias, director de la Cátedra de Historia de la UCR.
Así que si usted está hoy relajado en alguna playa o cómodamente sentado en la sala de la casa en este fin de semana largo, se lo debe a don Juanito y no como erróneamente hemos creído durante años, que es por la celebración del Día del Trabajador.
Fue hasta 1913 que en Tiquicia empezamos a conmemorar ambas fechas de forma conjunta, pero con el tiempo, la del Día del Trabajador terminó desplazando a la nuestra hasta dejarla en el olvido hace ya varias décadas.
"Me da mucha tristeza que los costarricenses preferimos celebrar el 1 de mayo asociándolo al Día del Trabajo y se olvidó, de la manera más triste, la más importante para nosotros que fue la victoria contra los filibusteros", explicó Arias.
Batalla final
El historiador explicó que la última parte de la Campaña Nacional ocurrió en la ciudad de Rivas (Nicaragua) porque, pese a la derrota propinada por el ejército tico el 11 de abril de 1856 a los filibusteros, William Walker se volvió a atrincherar un año después en ese mismo lugar.
"Es en ese momento, de febrero a abril, cuando gracias al increíble asedio militar gestado por el general costarricense José Joaquín Mora Porras (hermano de don Juanito), que se logró obligar a William Walker a que se rindiera junto a 400 oficiales y algunos soldados y firmara dicha acción el 1 de mayo de 1857", detalló el historiador.
Pese a que en los centros educativos se da énfasis en las Batallas de Santa Rosa (20 de abril de 1856) y Rivas (11 de abril 1856), el ejército tico enfrentó otras tres batallas que tuvieron gran valor para nuestra historia. Una de ellas fue la Batalla de Sardinal (ocurrió en medio de las dos primeras) y nos preparó para la más mortífera que fue la gesta alcanzada por Juan Santamaría, según explicó Arias.
La Campaña se suspende a causa de la epidemia de cólera que acabó con la vida de cerca de 10.000 costarricenses.
La segunda etapa se retoma a partir de noviembre de 1856, cuando se dio la Batalla de La Trinidad (Toma de los Vapores) en la desembocadura del río Sarapiquí y el río San Juan, con ella provocamos el repliegue de las tropas invasoras.
Finalmente, se dio la batalla denominada el Asedio de Rivas, que acabó el 1 de mayo de 1857.
Agarrados entre ellos
La Campaña Nacional comenzó siendo netamente costarricense. Nuestro ejército fue el único que peleó y "puso" las víctimas
En febrero de 1856 don Juanito hizo una proclama pidiéndoles a los vecinos centroamericanos que por favor participaran en las batallas porque esta era una guerra regional, pero ninguno respondió.
Arias explicó que hasta que esos países se dieron cuenta de que el problema tenía un alcance peligrosísimo fue que decidieron mandar unos batallones a Nicaragua.
"Primero llega Guatemala, luego El Salvador y finalmente, en noviembre del 56, llega otro batallón de Honduras. Lamentablemente, se empezaron a pelear entre ellos para ver quién iba a ser el jefe de los demás. En 1857 vino el general José Joaquín Mora y para que ninguno se peleara decidió que él iba a ser el jefe en común de todos", contó el catedrático de la UCR,