Rodrigo Chaves Robles, nuevo presidente electo de la República, venció este domingo a José María Figueres Olsen en segunda ronda, pero su familia siempre tendrá un lindo vínculo con el de su contrincante.
Don Rodrigo Chaves Arguedas, papá del representante del partido Progreso Social Democrático (PSD), fue chofer y guardaespaldas de don José Figueres Ferrer (don Pepe), tata del candidato del Partido Liberación Nacional (PLN).
Bien lo dicen las abuelas, el mundo es un pañuelo, sobre todo en un país como el nuestro en el cual hace más de 50 años todavía éramos más pequeñitos en población.
El papá del economista nació el 11 de agosto de 1928 en Atenas y falleció el 7 de agosto del 2006. Su papá --el abuelo del candidato, don Rafael Chaves Castro-- era talabartero (persona que hace fajas de cuero) y tuvo 8 hijos: 5 hombres y 3 mujeres.
Chaves nos contó que cuando su tata era carajillo, no había colegio en Atenas y por eso a su tata lo mandaron a vivir a una pensión en barrio Keith, lo que hoy se conoce como barrio Cristo Rey, justo donde está, actualmente, Obras del Espíritu Santo. La idea era que estudiara en el Liceo de Costa Rica.
“Durante la huelga de los brazos caídos (entre el 21 de julio y el 3 de agosto de 1947 que organizó la oposición al gobierno calderonista de Teodoro Picado), a papá le pegaron una paliza con garrotes, los calderonistas.
“Después de la garroteada papá se fue a Atenas y le dijo a su papá que se iba a ir a La Lucha (finca en Desamparados) para formar parte del movimiento revolucionario de José Figueres Ferrer, don Pepe.
“Una vez ahí hasta apodo le pusieron, le decían El Canelo Chaves, porque papá tenía (falleció el 7 de agosto de 2006) los ojos verdes y el pelo rubio. Papá se fue a las montañas de la zona de Los Santos con la bendición de su papá”, recordó el nuevo presidente electo.
Como El Canelo era bien macizo, cuando hicieron la selección para ver quién cuidaba a don Pepe, llamaron a cuatro muchachos: El Ñato Ortiz, Víctor Protti, Armando D’Ambrossio y a El Canelo.
Como la gente se dio cuenta que don Rodrigo no le tenía miedo a nada, le pusieron El Canelo loco.
Los cuatro cuidaron a don Pepe en la revolución de 1948 y después, cuando se formó la Junta de Gobierno, don Pepe nunca más se separó de ellos, a tal punto de que los guardaespaldas vivían con él en Casa Presidencial.
El Canelo loco, quien era delgado, pesaba unas 160 libras y medía 1,86 metros, como era el chofer de don Pepe siempre andaba bien armado con una ametralladora M3 y con una pistola calibre 45, marca Colt’s, modelo 1911.
Chaves dice que su papá siempre recordó con mucho cariño la época con don Pepe, de cómo era parte de los que lo cuidaban y de cómo se llevaron de bien siempre.
Una vez que terminó la revolución del 48, como don Rodrigo no había terminado el colegio, se tuvo que poner a trabajar y a estudiar.
Fue al Liceo Luis Dobles Segreda, en La Sabana, por las noches y durante el día era chofer en el Consejo Nacional de la Producción. No pudo terminar la universidad. Siempre mantuvo contacto con don Pepe, hasta que el expresidente falleció en 1990.
Siempre tuvo seguridad
Intentamos conocer la versión de José María Figueres, para ver si conoció o recordaba al papá de su ahora contrincante electoral, pero pese a que hicimos la solicitud con sus encargados de prensa, no obtuvimos respuesta.
Figueres hijo, eso sí, había confirmado en el 2020 que don Pepe siempre tuvo seguridad, a raíz del fallecimiento del capitán de aviación Armando D’Ambrossio.
“Tengo imágenes en mi memoria de Armando acompañando a mi padre, don Pepe, en La Lucha; en más de una gira en el país, a bordo de aviones de LACSA con Armando de piloto, o bien tomándose una taza de café con don Pepe a cualquier hora del día o de la noche.
“El ‘Tutilillo’ le decía cariñosamente mi padre, a quien fue uno de los soldados más jóvenes de la Revolución del 48, después piloto de Mustang P-51 en la Contra-Revolución del 55, para luego toda su vida ser el jefe de seguridad de don Pepe”, escribió el propio José María en la página www.larevista.cr.
Muy normal
Vladimir de la Cruz, historiador costarricense, recordó que antes era muy normal que un presidente e, incluso un candidato presidencial, tuvieran guardaespaldas.
Dice que esa fue una vieja costumbre heredada de Estados Unidos ya que en el norte en el día antes de las elecciones presidenciales, a los candidatos les ponían uno o dos oficiales de la seguridad nacional.
“Hasta 1978 existieron los llamados edecanes, un cuerpo especializado de la Policía Militar que acompañaba al presidente a todos lados. Ellos andaban uniformados, la verdad, que para un país de paz como el nuestro no se veía bonito, demasiado militar. Carazo se los trajo al suelo (Rodrigo, presidente del país entre 1978 y 1982).
“No somos un país de guardaespaldas, sí hay, claro, tiene que haberlos, pero me tocó toparme, yo manejando, a Carazo manejando solo su carro, lo mismo con Arias (Óscar, presidente de 1986-1990 y 2006-2010) e incluso Arias siendo presidente. Claro, siempre había atrás de ellos un carro con, precisamente, esos guardaespaldas”, confirma don Vladimir.