Rocío Quirós Gómez, una desamparadeña de 45 años, acaba de hacer historia en Costa Rica. Luego de 74 años, desde la fundación del Colegio de Contadores Privados, finalmente, una mujer asume la presidencia.
El camino no ha sido fácil para esta vecina de El Porvenir de Desamparados, pero ella ha demostrado que, con esfuerzo, fe y perseverancia, no hay meta inalcanzable. Las elecciones fueron el fin de semana pasado.
Nacida en una familia de nueve hermanos, Rocío creció viendo a su mamá, doña Mireya Gómez, trabajar hasta doble turno en fábricas de costura y a su papá, Antonio Quirós, breteando duro como policía. La economía era ajustada, los diciembres sin juguetes fueron comunes, pero nunca faltaron el amor ni la unión familiar.
“Mi mamá llegaba tarde del trabajo y, a veces, traía una hamburguesa para compartir entre siete. Esa hamburguesa se la habían dado en el trabajo y ella no se la comía, prefería guardarla para nosotros”, recuerda Rocío.
“Una bicicleta fue un sueño de Navidad que nunca tuve”, recuerda ya sin ningún dolor, porque prefiere mantener viva en su memoria aquella vez que “mis hermanos mayores viajaron hasta Golfito para traerme unos patines. Me maté un montón de veces, pero aprendí a patinar”, comenta con alegre nostalgia.
Desde pequeña tuvo claro que el estudio era su camino. Se formó en la escuela y colegio de Gravilias, y luego ingresó a la Universidad Castro Carazo para estudiar contaduría. No fue sencillo: tuvo que trabajar en fábricas, como una de cepillos de pelo, donde se le rompían los dedos, para pagarse la carrera.
“Gracias a mis papás en casa nunca faltó comida. Sí, hubo muchos días de solo arrocito y frijoles, pero siempre, gracias a Dios, nos acostamos con el estómago lleno. Era bien duro para mis papás porque fuimos 9″, comenta Rocío, quien es gemela. Su hermana se llama Yury, y estudió Administración de Empresas.
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Así como lo suyo es ser positiva y por eso guarda en el baúl de los lindos recuerdos los patines, también tiene un lugar muy especial para su fiesta de 15 años, que se la hicieron en el salón comunal de Gravilias. “Fue bellísima. Muy humilde, de arrocito con pollo, frijolitos molidos, ensalada rusa y gaseosa; sin embargo, para mi hermana y para mí fue un día mágico”, dice con gran alegría.
El apoyo de la familia
El destino la llevó a la contabilidad cuando se quedó sin trabajo y empezó a ayudar en el despacho contable de su hermano Antonio. Ahí descubrió su pasión por los números. Sus hermanos fueron fundamentales: Antonio le pagó el primer año de universidad, y Carlos la llevó a matricularse en la U en cuanto mencionó que le gustaba la contaduría.
“Es durísimo trabajar y estudiar, pero sí se puede. Recuerdo que, por complicaciones económicas, había cuatrimestres que, simplemente, no podía matricular. Nunca pasó por mi mente dejar los estudios botados, sabía que, si hoy no había plata, debía esforzarme el doble para que mañana sí hubiese y así poder volver a matricular”, cuenta.
A pesar de las dificultades, logró graduarse, obtener una maestría en Asesoría Fiscal y ejercer como docente durante 12 años, algo que le apasiona porque le permite formar a nuevas generaciones de contadores.
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Gran reto
Cuando le propusieron ser candidata a la presidencia del Colegio de Contadores Privados, Rocío sintió miedo. Pero su gente la apoyó. “Todo se lo puse a Dios. Sabía que Él me daría lo mejor para mí y para este colegio”, recuerda emocionada.
El día de la elección, con su mamá al frente, sus familiares y amigos tomándole la mano, vivió una mezcla de nervios y alegría. “El video, cuando me declararon oficialmente ganadora de las elecciones, lo he visto como 20 mil veces porque lo que veo es gente que me quiere”, dice.
Tras su victoria, una colega le escribió en Facebook: “Rocío, cumpliste el sueño de muchas de nosotras, poder ser la primera presidenta del colegio”. Fue en ese momento cuando comprendió que su triunfo no era solo suyo, sino de todas las mujeres que han soñado con romper barreras en su profesión.
Visión de futuro
Ahora, Rocío tiene claro su objetivo: “modernizar y fortalecer el Colegio de Contadores Privados. Quiero que los profesionales costarricenses se proyecten a nivel nacional e internacional, y que la formación sea de calidad. También busco reforzar convenios con instituciones para garantizar que el país tenga contadores calificados y preparados”.
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Su historia es un testimonio de lucha, sacrificio y amor por su profesión. Hoy, Rocío Quirós Gómez es mucho más que la presidenta del Colegio de Contadores Privados de Costa Rica; es un ejemplo de que los sueños, con esfuerzo y fe, sí se cumplen.