De acuerdo a los dolorosos datos oficiales del Ministerio de Salud, entre el 1 de enero y el 27 de abril, se reportaron 6.791 casos de violencia intrafamiliar (VIF), de los cuales 4.710 fueron reportes por mujeres agredidas y 2.801 de hombres. El cantón de Coto Brus es el que más reportó casos de VIF.
En Coto Brus por cada 100 mil habitantes se reportaron 680 casos. El segundo cantón con la tasa más alta de VIF es San Mateo: 351 reportes por cada 100 mil habitantes; La Cruz reporta 265 por cada 100 mil; Vásquez de Coronado también está en la amarga lista con 264 casos por cada 100 mil habitantes y Limón, 202 reportes por cada 100 mil habitantes.
El distrito con mayor cantidad de reportes por cada 100 mil habitantes es Palmares (Alajuela), con 824; seguido de Limoncito (Coto Brus) con 794 y Carmen (San José) con 762. No se queda atrás el distrito de Santa Rita (Río Cuarto) con 605 y Sixaola (Talamanca) con 316.
“La información de las causas o tipos de violencia según sexo en el ámbito familiar, durante el primer cuatrimestre de este año indica que, el abuso sexual en mujeres es sumamente alta con relación a los datos en hombres”, explica el Ministerio de Salud.
Abuso físico
Amargamente en nuestro país hay VIF de todo tipo, de los 6.791 casos reportados en los primeros 4 meses del año (en promedio 57 reportes diarios), 1.538 fueron por abuso físico, 1.132 por abuso sicológico, 1.111, abuso sexual; 1.677 y 69 casos de violencia patrimonial (tema de herencias, terrenos, casas, carros, entre otros).
La sicóloga clínica de terapia familiar y de pareja, María Ester Flores, confirma que la violencia intrafamiliar ha venido en aumento en el país. Analiza la experta que desde hace unos 10 años las parejas se casan o se juntan y tienen hijos sin comprender casi nada del rol de lo que es una familia.
“La pareja debe trabajar en equipo para ir consolidando una familia y eso no se está haciendo. Los niños se llevan a guarderías o los cuida un familiar, incluso vecinos, lo que provoca que esos niños anden de casa en casa sin consolidar una estructura, o sea, tener horarios establecidos de levantarse, comer, en fin, tener una rutina, eso se necesita.
“Al encargar los hijos a los abuelos, por ejemplo, esos abuelos solo cuidan y entonces los niños crecen sin límites y cuando esos niños llegan a la adolescencia y los papás quieren socarles la faja, ya les agarró muy tarde porque ya no desarrollaron límites, sin guía de lo que es el bien y el mal, las reglas a seguir”, reconoce la sicóloga.
Algo que afecta también es que muchas parejas jóvenes se casan y no tienen muy claro por qué se casaron y cuando se divorcian los hijos entre ambos crecen entre nuevas parejas, madrastras y padrastros van y vienen.
Divorcios
Esta situación, que afecta todavía más a los niños, puede generar que las parejas que no se comunican bien se vuelven violentas entre sí e incluso con esos hijos sin límites que no hacen caso y se genera una situación de violencia intrafamiliar.
“En hogares donde hay mucha pobreza, mucha necesidad, que no hay trabajo, como en las zonas de Limón y Puntarenas, provoca una desesperación por comer, por vivir, genera que las personas se violenten con la familia, con el entorno.
“La necesidad empuja a muchas personas a meterse en drogas, en narcotráfico y con solo un miembro de una familia que se meta, eso lleva demasiada violencia a ese hogar que se carga de insultos e irrespetos porque ya de por sí mato afuera no me importa hacerlo a lo interno de mi familia”, aclara María Ester.
Para finalizar, la experta nos recuerda que en los últimos 15 años muchos niños y jóvenes se han creado al calor de juegos de video violentos y cuando la mente se alimenta solo de violencia, se contagia.
“Me muero de la risa porque hoy maté 10 o 20 en el videojuego. Ya sea que maté un tomate o personas de los juegos. Cuando un niño solo tiene como formación intelectual la violencia, eso lo repite en sociedad.
“Lamentablemente en Costa Rica se cumple lo de: familia violenta, sociedad violenta”, analiza con dolor la especialista.