A las 10 en punto, como relojito suizo, sonaron las sirenas de la escuela Jesús Jiménez, en el centro de Cartago, instante en el que empezaron a salir en orden los estudiantes de sus aulas junto a las maestras.
La escuela tiene varios pisos y los primeros en llegar al punto de reunión previamente establecido duraron tan solo 30 segundos, mientras que en total, los de las secciones más alejadas tardaron dos minutos. Un buen tiempo si tomamos en cuenta que se movilizaron cerca de 400 estudiantes.
“El objetivo principal era practicar las nuevas rutas de evacuación y la zona segura, ahora ubicada en el patio del gimnasio, y ver si las definidas eran las más aptas y sí se cumplió, estamos muy contentos”, explicó Mónica González, coordinadora del comité de gestión de riesgos de la escuela brumosa.
Mientras tanto, a tan solo 50 metros, en el parque central de Cartago y sus alrededores estaban como en otro mundo, y eso que el 4 de mayo de 1910 la ciudad fue sacudida por un terremoto de 6,4 grados que dejó al menos 700 muertos.
En los primeros minutos salieron los trabajadores de la “muni” a reunirse frente al edificio, sin embargo, a los ocho minutos ya estaban nuevamente en sus puestos.
Así lo observó Leonardo Méndez, miembro de la Comisión Nacional de Emergencias (CNE), quien estuvo pendiente de dichos detalles y sí le preocupó que en tan poco tiempo no es posible hacer la revisión de todo el edificio.
“Parte de los simulacros es estar preparados para una emergencia y actuar como se haría en una real. Por lo tanto, además de salir a tiempo, las brigadas de emergencia deben asegurarse que todas las personas hayan dejado el edificio y la estructura haya quedado en buenas condiciones para poder reingresar, lo que me parece que no lo hicieron, pues a las 10:08 a. m. ya estaban dentro”, contó Méndez.
Los esposos María Marín y Teófenes Villanueva, de Llano Grande de Cartago, se encontraban en el parque y no sabían qué estaba pasando.
“Oímos sonar las campanas pero no sabíamos ¿por qué?” comentó doña María, quien admitió que le tiene mucho miedo a los socollones de verdad, y no sabía que había planeado un simulacro nacional.
Agregó que le parece muy bien que se hayan estos ejercicios como prevención, pero deben informar más a la gente.
“No tenemos un plan de evacuación en la casa, yo soy muy pendeja porque vivo en una casa de madera de 150 años y cuando empieza a temblar salgo en carrera a pararme bajo la puerta o si es muy fuerte tenemos bastante patio hacia dónde coger”.