Con el anuncio de que Costa Rica investiga el primer caso sospechoso de viruela del mono se presentaron dudas sobre la enfermedad.
Este mal se conoce desde hace 52 años, cuando se detectó el primer caso, ¿por qué ahora causa tanta preocupación?
Una de las razones es que en nuestro país no se vacuna contra la viruela desde 1959 y, según el doctor David Loría, microbiólogo de la Universidad de Costa Rica (UCR), el medicamento que se ponía entonces brindaba también protección contra la viruela del mono.
“Al dejar se vacunar por su erradicación (de la viruela), poco a poco la población vacunada fue sustituida por jóvenes que no tienen (en su organismo) esta memoria de la vacuna. Esto causa que sea más probable y más frecuente que la viruela del mono esté brincando al ser humano. Entre más pase esto se van a generar estos rebrotes del virus que ya estamos viendo”, explica Loría.
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La doctora María Luisa Ávila, pediatra infectóloga, lo ve de otra manera y dice que el máximo de protección de esas vacunas fue de cinco años y en Tiquicia ya llevamos 63 sin ponerla.
“En Costa Rica la viruela dejó de circular desde 1960. Es posible que personas que fueron vacunadas hace tantos años ya no tengan anticuerpos de protección. Lo único es que quienes estén bien nutridos, sanos, siempre van a evolucionar mejor ante cualquier enfermedad”, explicó la infectóloga.
Ávila agregó que lo que sabemos hasta ahora es que el riesgo de contagio de la viruela del mono es bajo, que el virus cambia menos que el covid y que Estados Unidos desarrolló una vacuna (Jynneos) por el primer brote que tuvieron en ese país, en el 2003.
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“Hay cuatro medicamentos que funcionan contra la enfermedad en casos graves. La tasa de contagio es baja y se da por relación muy estrecha como en el núcleo familiar, en la cárcel o en un hospital”, detalló Ávila.
Salud marca la cancha
El Ministerio de Salud informó los pasos a seguir para la vigilancia de la viruela del mono.
La aplicación de esas medidas es obligatoria y establece la identificación, detección y notificación de los casos sospechosos en los servicios de salud públicos y privados.
Los hospitales deben estar atentos a pacientes que tengan erupciones anormales en la piel que progresan y que se asocian con fiebre, ganglios inflamados y dolor muscular.
Una persona sospechosa de tener la enfermedad presenta ronchas en la piel, dolor de cabeza, inicio repentino de fiebre mayor a 38,5 grados, dolor de espalda y fatiga, entre otros síntomas.
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Si se sospecha que alguien tiene el virus se le aislará mediante orden sanitaria del Ministerio de Salud mientras esté en el periodo infeccioso, que va desde que se inician los síntomas hasta 21 días después.
Al terminar el aislamiento, los enfermos deberán evitar el contacto con personas con el sistema inmunológico bajo y embarazadas hasta que desaparezcan todas las costras.
A los contactos se les debe avisar en un máximo de 24 horas y darles seguimiento diario por 21 días a ver si muestran síntomas.
La viruela del mono se transmite principalmente por contacto directo o indirecto con sangre, fluidos corporales, lesiones de la piel o las mucosas de animales infectados.
La transmisión entre personas puede producirse por contacto estrecho con secreciones infectadas de las vías respiratorias o heridas en la piel de alguien infectado, lo mismo si se tocan objetos contaminados con los fluidos de quien tiene el virus.