El hecho de que muchísima gente hable del que podría ser el mayor hecho de corrupción del país, el caso Cochinilla, hace inevitable que los niños y adolescentes oigan al respecto y hasta pregunten: ¿De qué se trata?
Probablemente usted piense que sus hijos son muy pequeños como para explicarles un tema tan complejo, pero no tiene que enfocarse en que entiendan el teje y maneje de esa supuesta red de corrupción, solo aproveche la oportunidad para hablar sobre cómo este tipo de actos afectan a todos.
Así lo recomienda Carol Guzmán, psicóloga de la gerencia técnica del Patronato Nacional de la Infancia (PANI).
“Es muy importante que tanto los niños, adolescentes y adultos en general, entiendan que la corrupción afecta a todos, porque cuando se utilizan de mala manera los recursos que son de todos, se va a perjudicar la calidad de la educación, de los servicios de salud y todos los servicios en general”, explicó Guzmán.
No es solo que se perdió la plata, sino que por eso no se podrá ayudar a los abuelitos o reparar una ambulancia o una patrulla para protegernos a todos.
“Para educarlos debemos hacerlo con base en los valores, no con la palabra corrupción como tal, pero sí hablarles de la importancia de la honestidad, la sinceridad, de actuar bien y por el bien de los demás, de la empatía, el amor por el prójimo y por uno mismo”, explicó la psicóloga del PANI.
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Se le debe explicar a los niños y adolescentes que cuando se hace algo malo, se obtiene una consecuencia. Que incluso, si no van a la cárcel, se ven afectados en su integridad personal, ya que la persona sabe que hizo algo en contra de los demás.
Que opinen
Los chiquillos de hoy en día son muy inteligentes y todo lo oyen e interpretan. A veces, cuando los niños opinan, los frenamos y decimos que esos son temas de adultos.
“Está muy mal decirles que no opinen, porque ellos tienen derecho a entender qué es lo que está pasando y a expresar su opinión, en sus términos, de acuerdo a su madurez”, comentó Guzmán.
En su nivel de comprensión, hay que atender sus consultas y explicarles lo que está pasando, para que no saquen sus propias conclusiones.
Con el ejemplo
Por su parte, el doctor en psicología clínica forense y jubilado judicial David Ramírez Acuña, nos dijo que es esencial que los padres de familia y quienes están alrededor de los niños entiendan que el proceso de convertirse en mejores personas es mediante el ejemplo.
“Los niños nos ven cómo hablamos, cómo actuamos, qué comemos, todo eso lo imitan e incorporan como parte de su personalidad. Por eso, cuando los padres, maestros o hasta líderes religiosos, dicen cosas que no están acordes con la realidad y dan una opinión sobre esta, para el niño se convierte en una verdad y podemos hacerle mucho daño”, explicó Ramírez.
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“Si somos personas honestas, trabajadoras, sinceras, amigables, los niños se comportarán igual. Si somos violentos, aprenderán a comportarse de ese modo para expresar sus emociones y sentimientos. También la mirada de las otras personas marca mucho la forma en que nos comportamos en el ámbito social”, dijo el psicólogo forense.
Aproveche el contexto para reflexionar en familia, como lo hacían los abuelos y los padres al comentar situaciones de la vida diaria.
“En la casa se da la educación más básica y fundamental que tenemos los seres humanos y debemos aprovechar esos casos para hacerles ver lo que está bien o mal, es esencial”, sentenció Ramírez.
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