¿Por qué Costa Rica no ha logrado concretar el sueño de un ferry que conecte al país con El Salvador?
La pregunta no es fácil de responder, por eso hablamos con los que sí saben del tema, quienes nos adelantaron que un mar de obstáculos impide desde hace dos años que se dé ese servicio.
Don Rodnney Salazar es miembro de la junta directiva de la Cámara de Exportadores de Costa Rica (Cadexco) y él nos hizo el favor de explicarnos, despacito y con buena letra, algunas de las trabas más profundas que tienen al ferry entre puerto Caldera (Costa Rica) y puerto La Unión (El Salvador) sin navegar y las negociaciones en punto muerto.
Eso sí, entendiendo que desde febrero pasado los salvadoreños tienen todo listo y están esperando que lleguen los barcos desde Tiquicia, pero nada de nada por nuestra parte.
La primera gran traba es la infraestructura de Caldera, un puerto que fue construido hace 50 años.
“Caldera es un puerto hecho para barcos muy pero muy grandes, de cruceros para adelante, no está hecho para un barco pequeño con capacidad de máximo unos 100 furgones, como lo sería el del ferry entre nuestro país y El Salvador. No hay una infraestructura lista para atender esa necesidad.
“El mar de Caldera es bien picado casi siempre, entonces las rampas que se deben colocar para adaptarse al ferry deben tener ciertas características de protección ante el oleaje pesado, si no son las rampas ideales, la descarga y la carga del ferry se vuelve una tarea cargada de mucha inestabilidad y peligro. Al ser el ferry un barco pequeño, el oleaje le afecta mucho, lo que no pasa con los grandes barcos”, aclaró Salazar.
Entonces, ¿por qué no se han hecho esas rampas?
Pasa por el concesionario actual del muelle, la Sociedad Portuaria de Caldera SPC S.A. (que lo administra desde el 2006 por un periodo de 20 años, o sea, se le vence el contrato en 2026), que es chilena y no estaría dispuesta a meterle platica a puerto Caldera si el Gobierno no le garantiza que les va a renovar el contrato, en ese punto el tema está bien trabado.
Le preguntamos a la gente de la Sociedad Portuaria de Caldera sobre el tema, por medio de la agencia que les lleva la comunicación, y fue gracias a la periodista Gabriela Muñoz, que los chilenos, ante al menos siete preguntas, nos respondieron: “Es un tema que ha sido liderado por los gobiernos de ambos países, por lo tanto, debe ser consultado por la autoridad competente”.
Otro bejuco es que Caldera no tiene un terreno con el espacio suficiente para la nueva actividad que generará el ferry: unos 150 contenedores diarios entrando y saliendo. Los cuales, antes de subir al barco, deben parquearse al menos cuatro horas por todo el papeleo que se necesita completar.
Eso significa que se necesita un lote para tener al menos 100 contenedores estacionados con sus cabezales y los choferes.
“Otra situación es el trámite de aduana. Las aduanas de El Salvador y Costa Rica deben funcionar como una sola, que los datos en un lado se vean en el otro para que no haya problemas cuando llegan a un puerto o el otro los contenedores. Ya los salvadoreños hasta pruebas exitosas realizaron, acá faltan varios detalles”, explica don Rodnney.
Golfito alzó la mano
Mientras los esfuerzos en Costa Rica estaban destinados a Caldera, en las últimas semanas apareció otro obstáculo para este puerto.
Se trata de la propuesta que hace Juan Ramón Rivera, presidente ejecutivo del Instituto Costarricense de Puertos del Pacífico (Incop), quien ve como la gran solución enterrar a Caldera como puerto para el ferry tico-salvadoreño y usar a Golfito como la nueva gran salvada.
“Las instalaciones de Golfito están listas para operar este servicio, en este momento estamos en contacto con diferentes operadores para conocer su interés y los plazos que manejan para conseguir los barcos, y así tener un panorama más claro de cuándo exactamente se podría habilitar este servicio”, explica don Juan Ramón, en un comunicado que hasta tiene un sello de Gobierno, que es como la “bendición” del presidente del país, Carlos Alvarado.
Solo por ahora
¿A El Salvador por Golfito? Esa pregunta se la hicimos a don Mario Zárate, director general de la empresa Desacarga, la que tiene los derechos para el que también se conoce como “Ferry Mesoamericano” entre Tiquicia y tierras cuscatlecas.
“Efectivamente Golfito tiene varias ventajas, tales como las condiciones del muelle, el dragado, la baja ocupación, aguas calmas y tarifas portuarias más competitivas. Sin embargo, la mayor desventaja es la distancia. Mientras las fronteras terrestres estén cerradas sí es una opción, pero una vez vuelvan a la normalidad, incluso considerando los tiempos de demoras, Golfito no es una buena opción.
“Debemos conocer qué piensan los exportadores de esta opción de Golfito y si estarían dispuestos a utilizar esa ruta por al menos 6 meses, indiferentemente de si las fronteras terrestres vuelven a la normalidad”, responde don Mario.