La falta de sacerdotes capaces de comunicarse en la Lengua de Señas Costarricense (LESCO) motivó a que en el Seminario Nacional (donde se forman los curas) se abriera la puerta para enseñar ese lenguaje a los actuales seminaristas, quienes dentro de poco serán los curas de las diferente parroquias del país.

El curso de esta lengua, que varía de acuerdo a cada país o región, se une a la formación que reciben en Filosofía y Teología, además de los talleres, servicio pastoral, deporte y la oración diaria que llevan en ese lugar.

El objetivo de la Iglesia católica es que el país tenga en todas sus parroquias al menos un sacerdote capaz de comunicarse en LESCO, para que la población sorda no necesite de un traductor para comunicarse y así el mensaje de Jesucristo les llegue fluidamente.

Gran demanda

“Nuestro profesor es sordo y nos ha ido enseñando cómo atender a esta población como futuros pastores”, dice Edgar Gamboa, seminarista de la arquidiócesis de San José.

Para él, este curso es muy importante porque a nivel de evangelización y necesidad espiritual hay una gran demanda.

“Es una población poco atendida. Ya hay algunos sacerdotes ordenados que saben LESCO, pero ahora hablamos de un buen grupo de futuros sacerdotes que van a poder predicar y dar ciertos ritos y otros sacramentos en esa lengua, como confesar y dar guía espiritual”, dijo por su parte Erick Rojas, quien cursa el cuarto año de formación y es oriundo de la parroquia Medalla Milagrosa, de Cuatro Reinas de Tibás.

Anthony Cordero Rivera, seminarista de la diócesis de San Isidro de El General, espera que esta formación permita que muchas personas regresen a la iglesia.

“Debemos trabajar duro porque, por ejemplo, en mi zona de Pérez Zeledón, hay mucha gente sorda que es católica, pero no va a misa”, explicó.

Pero el curso no es exclusivo para los seminaristas, pues también ha capacitado a sacerdotes que ya están ejerciendo, como el padre Fabio Hidalgo, párroco de la catedral de Ciudad Quesada.

“Lo que me motivó a estudiar LESCO es una necesidad pastoral de poder atender a personas sordas. Recorriendo parroquias me vi con una limitación, no podía comunicarles la palabra de Dios, por eso me metí a estudiar, el Evangelio debe llegar, hay que atender a esa población”, dijo.

Acercamiento

Christian Ramírez, lingüista de LESCO en la UCR y presidente de la Asociación Nacional de Sordos Señantes y Educadores de LESCO, aplaude esta iniciativa.

“Para las personas sordas esto constituye un acercamiento de la Iglesia católica hacia la comunidad, porque esto (aprender LESCO y sobre la cultura sorda) es la manera de vincularse con las personas sordas”, explicó.

A don Christian le parece excelente que, además de la misa, los próximos sacerdotes realicen los demás sacramentos en la Lengua de Señas Costarricense.

“El tener la oportunidad de conversar en LESCO cara a cara y de una manera más directa con las personas sordas, sin recurrir a los intérpretes, propicia realmente un espacio de calidez humana, al que no tenían acceso las personas sordas. Por lo que sin duda se espera que las personas sordas católicas se animen a acercarse más en este contexto religioso”, comentó.

Para don Daniel López, sordo y católico, este avance es importante; sin embargo, cree que deben darse varios pasos más.

“La inclusión y la accesibilidad para los creyentes sordos debe ser también en actividades de Semana Santa, en cursos prematrimoniales, talleres para que niños aprendan sobre la palabra de Dios y en el catecismo”, dijo.

Don Daniel contó que la misa de los domingo a las 4 de la tarde en la parroquia de Guadalupe, en San José, cuenta con intérprete LESCO.