Más allá de la mercadotecnia, la Dos Pinos empresa dueña de Gallito recuperó para los costarricenses una marca muy tica con más de una teja de años.
En los últimos meses Dos Pinos, por medio de Gallito, nos ha golpeado emocionalmente con el relanzamiento de los Guaritos, ya antes nos había sacudido el alma con los Corazones.
De esta forma los que peinamos canas nos hemos devuelto un aterro de años, a aquella Costa Rica inocente, pintoresca, la que vio nacer al tico un millón, en 1953, e incluso el tico dos millones, que llegó a Tiquicia en 1977.
En este año todavía no se había dado el carazazo y cada dólar aún costaba ¢8,60 (ocho colones sesenta céntimos).
El país se nos empezó a ir de las manos de 1980 en adelante, en los dos últimos años del gobierno de Rodrigo Carazo, la guerra en Centroamérica más el daño de los gobiernos alternos de Liberación y del PUSC con el regalo de privilegios para el sector público para seguir enquistados en el poder.
Gallito con sus tradicionales dulzuras nos devuelve a la época en que había salones de baile por todo lado, grupos musicales muy ticos y de gran calidad. El reggaeton no amenazaba, éramos el país más feliz del mundo.
Hoy el chiquito cinco millones, que nació el sábado, podrá saborear los confites y chocolates Gallito, pero desafortunadamente eso será lo único sabroso de la Costa Rica en que sí éramos igualiticos y seguros.