Alessandro y Gonzalo Marín Aguilar tienen tan solo 40 días de nacidos y ya saben lo que es ser campeones del fútbol nacional.
Este lunes 29 de junio sin tener muy claro de qué se trataba ya celebraron su primer título, la copa 35 del Deportivo Saprissa.
Su mamá, Yenci Aguilar, es moradísima de corazón y así como le inculcó su amor por la morada a su hijo Santiago, de diez años, ya está haciendo la tarea con los gemelos recién nacidos.
Antes del partido, los cuatro estaban uniformados con su camiseta esperando el pitazo inicial entre Saprissa y su archirrival la Liga Deportiva Alajuelense, eso sí, se turnaron para ver la mejenga porque Gonzalo se tiró el primer tiempo y cayó rendido, luego fue Alessandro se despertó a ver parte del final, solo que por el susto que se llevó cuando su mamá celebró el gol morado que sentenciaba la serie, mejor se fue seguir contando ovejitas.
Estos afortunados bebitos, vinieron al mundo con la buena suerte bajo el brazo, pues el día que nacieron, el 20 de mayo, el Monstruo le ganó a Herediano 1-0, fue en la jornada que se reanudó el torneo después del parón por la pandemia.
Los gemelitos han corrido mejor suerte que los niños manudos de seis años para abajo, que aún no han podido celebrar un campeonato, y a como va la cosa estarán mamulones cuando lo hagan.
Tía la hizo morada
Al conversar con la orgullosa mamita, nos contó que desde que tenía cinco años se hizo morada, la responsable fue su tía Ana Arroyo, quien también era envenenada. La señora la llevó un domingo a la Cueva.
“Recuerdo que cuando estaba en la escuela, entre 1994 y 1995, Saprissa tenía una promoción en la que las mujeres y los niños entraban gratis y mi tía nos llevaba al estadio a mis primos y a mí. Recuerdo que íbamos a la gradería sur y coincidíamos con la misma gente siempre”, recordó Yenci.
Fue tan grande la influencia de su tía que hasta logró hacerla morada por encima de su padre, Marco Vinicio “Chino” Aguilar, quien es manudo de hueso colorado.
“Papi nunca intentó volcarme, con quien lo intentó fue con mi hermana Paola, pero yo no lo dejé porque como yo a ella le llevo 17 años, ella siempre ha sido muy apegada a mí y siempre le decía que Saprissa era mejor que la Liga”, recordó Yen.
Ya más grande, siguió asistiendo a la Cueva a apoyar a su equipo y ahora lo hace en compañía de su esposo Alex Marín y su hijo mayor Santiago.
De hecho, a Santi también lo hizo saprissista desde la cuna.
“Cuando Santiago nació Saprissa había sacado una línea que se llamaba Saprikids entonces tenían unos mameluquitos y bolas para bebés y ya nosotros antes de que naciera le habíamos comprado ambas cosas. La ventaja es que mi esposo también es saprissista, si fuera liguista quién sabe que me hubiera casado con él, no lo creo”, explicó Yenci.
Su madre, Soledad Arroyo, sí es morada como ella, pero no tan envenenada como sus primos.
Bien uniformados
En el caso de los gemelos, las camisetas se las compraron hace unos 15 días, cuando empezó la fase eliminatoria, su esposo las vio en el centro de Chepe y compró para los tres hijos.
“Cuando terminó la fase regular, ante La U, le dije ‘vaya y le compra las camisas a los bebés porque para las semifinales yo necesito que ellos tengan la camisa de Saprissa', entonces un día que venía del trabajo pasó y las compró”, recordó Aguilar.
Cuando hay un partido del equipo de sus amores, Yenci comienza a terapiar a los gemelos.
“Les digo, ‘hoy van a usar los colores del campeón, estamos viendo el partido de Saprissa, los vacilo que si pierden son los gatos negros', pero no, todo mundo me dice que la buena racha es de ellos. Con Santiago fue igual, cuando él nació en el 2010 en ese torneo Saprissa le ganó a San Carlos el campeonato y ya ha visto algunos títulos”, dijo Aguilar.
Santi pertenece a la escuela de fútbol Saprissa- Moravia desde hace cuatro años y él sí se tiró el partido de este lunes completo con sus papás, máxime que ya están en vacaciones de 15 días.
Pese a lo duro que ha sido este 2020, Saprissa se encargó de darle una alegría a la mitad del país.