Respetar las tradiciones de las mujeres de la comunidad indígena Ngäbe, quienes llegan a dar a luz al hospital de San Vito de Coto Brus, en la zona sur del país, es un gran esfuerzo que están realizando los funcionarios de la Caja en ese lugar.
Por eso hace pocos días empezaron a trabajar de la mano de Maribel Contreras y Katia Montezuma, dos representantes de ese pueblo, ya que muchas de esas mamitas que llegan al centro médico no hablan español, entonces ellas son el enlace con el personal médico.
De esta manera, pueden evacuar las dudas de las pacientes y también explicarles las indicaciones de los médicos de forma clara, eso les da a las embarazadas confianza, ya que las hace sentir acompañadas por gente de su misma cultura.
Caso los inspiró
Esta es la medida más reciente implementada por el centro médico para lograr que las indígenas vayan al hospital a tener a sus bebitos, pero no es la única, ya que llevan años esforzándose en eso.
Todo inició por un caso muy triste que ocurrió en el 2016, cuando una mujer de la religión Mama Tatda murió al dar a luz en su comunidad.
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Ella no fue llevada al hospital pese a las complicaciones que tuvo y por eso funcionarios de la Caja y del Ministerio de Salud fueron hasta el caserío en el que se dio el hecho y en esa visita, además, se dieron cuenta que las mujeres tenían a sus bebés en lugares sin el aseo necesario y que eso las expone a ellas y a sus hijos a infecciones.
Cuando preguntaron por qué no las llevaban a dar a luz al centro médico, les respondieron: “Ustedes no respetan nuestra cultura y todo quieren hacerlo a su manera”.
Gran cambio
Ese hecho hizo que los funcionarios de salud pusieran las barbas en remojo y desde entonces empezaron a tomar acciones para que las mujeres ngäbes fueran con tranquilidad al centro médico.
La periodista Irene Rodríguez, del periódico La Nación, visitó en el 2018 ese hospital para ver los cambios que se estaban implementando y pudo confirmar que estaban dando buenos resultados.
“Pude conversar con varias mujeres que llegaron a dar a luz y todas dijeron que se sentían cómodas porque, además de permitirles estar acompañadas de una persona de su confianza, también les permitían llevar a un médico de su comunidad o a un líder religioso que las apoye en ese momento.
“Incluso les adaptaron unas batas, que son iguales a los vestidos que ellas usan, son de color verde agua, como las normales que se usan en los hospitales, pero el diseño y los accesorios son similares a los vestidos que usan, ellas deciden cuál bata quieren usar mientras están internadas”, contó.
Otra de las medidas que han implementado es que compraron unas camas especiales en las que las mujeres pueden acomodarse de distintas posiciones para dar a luz, ellas eligen hacerlo acostadas, sentadas o de cuclillas.
Además, variaron la alimentación de estas pacientes porque algunas, dependiendo de su religión, tiene una dieta muy distinta y eso también les quitaba la paz porque no se sentían cómodas.
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Agradecidas
Los cambios han hecho que cada vez sean más las indígenas las que llegan al hospital de San Vito a dar a luz, porque saben que ahora respetan sus tradiciones.
“Recuerdo el caso de una jovencita de 13 años que llegó esa vez a tener a su primer hijo y me dijo que durante el parto la mamá estuvo con ella cantándole y eso le dio mucha tranquilidad.
“Otro testimonio fue el de una mujer que me dijo que tenía varios hijos, pero que hasta con el último se atrevió a ir al hospital porque le habían dicho que ahora el trato y la atención eran diferentes, y dijo que sí se sintió bien atendida y respetada sobre sus costumbres y tradiciones”, comentó.
El director del centro médico, Jorge Granados, dice que ellos trabajan cada día para que las personas de la comunidad Ngäbe se sientan respetadas y acogidas y así se evitan que otras mujeres mueran por miedo o porque se sientan incómodas de ir al centro médico.
El funcionario dijo que las dos traductoras estarán en el hospital los próximos cinco meses, pero se está aprovechando su presencia para elaborar una especie de diccionario que sirva de referencia para la comunicación con las pacientes que hablen el idioma ngäbere.
El hospital de San Vito atiende al año un promedio de 600 partos, de los cuales 15 de cada 100 son de mujeres ngäbes.