Desde que se dio a conocer la noticia de que la Dirección Jurídica de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) está a favor de readjudicar la construcción del nuevo hospital Max Peralta, existe mucha confusión en torno a cuánto podría atrasarse el proyecto.
Y es que, durante la comparecencia de este lunes en la Comisión Especial de Cartago, el abogado de la Cámara Costarricense de la Construcción, Adolfo Gell, mencionó que iniciar el proceso de licitación desde cero implicaría que la obra se atrase por al menos una década.
Pero, ¿cuáles son los verdaderos escenarios que existen y cuánto duraría cada uno?
En La Teja conversamos con Randall Murillo, director ejecutivo de la Cámara Costarricense de la Construcción, para que nos aclare cómo está el arroz.
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Según explicó, hay cinco escenarios:
El primero sería que la adjudicación pase a la Compañía Constructora Van der Laat y Jiménez Sociedad Anónima, quienes realizaron la segunda mejor oferta. En este escenario no deberían haber mayores atrasos, y el proceso de construcción debería comenzar en un par de meses.
En esta opción hay una consideración importante, pero la vamos a ver más adelante.
La segunda opción sería iniciar el proceso de licitación desde cero y acá se abren varias opciones:
La opción A, sería utilizar el mismo terreno en El Guarco de Cartago y con los mismo estudios, y se abre un nuevo proceso de licitación. En este caso, el atraso sería de mínimo dos años.
En la opción B, se utiliza el mismo terreno pero, en caso de estar vencidos, habría que realizar nuevos estudios de viabilidad ambiental y demás. En este escenario el atraso sería de al menos tres años.
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En la opción C, desde Casa Presidencial se ha dicho que no quieren continuar el proyecto en el terreno ubicado en El Guarco. En esta opción no solo habría que iniciar el proceso de licitación desde cero, sino también buscar un nuevo terreno y realizar todos los estudios de viabilidad. En este escenario el atraso sí sería catastrófico y podría alargarse no menos de 10 años.
Inadmisible
Acá viene el gran pero de la primera opción, y es que en agosto la Contraloría General de la República rechazó una apelación de la empresa Van der Laat y Jiménez contra la adjudicación del Hospital a la empresa mexicana Promotora y Desarrolladora Mexicana de Infraestructura S.A. de C.V.
En su momento, la Contraloría rechazó la apelación alegando que el precio que proponía Van der Laat y Jiménez era inaceptable, ya que no se ajusta al presupuesto que tienen para construir la obra.
Según explicó Murillo, una vez cerrado el proceso de licitación ya no se pueden hacer cambios en las propuestas, por lo que si la Administración decide irse por la primera opción y darle el proyecto a Van der Laat y Jiménez, la Caja va a tener que revisar el precio de referencia que manejan y verificar que se ajuste a lo que pide la constructora.
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En caso de ser razonable, la Caja tendrá que zocarse la faja y aumentar el presupuesto que ya habían aprobado, para poder cancelar el monto que se pide.
Así que, en pocas palabras, con esta opción el proyecto se atrasa lo mínimo, pero hay que pagar más.
Confusión
Y hablando de pagar más, un dato que ha salido a relucir es que la propuesta de los mexicanos era un 27% más barata que la segunda mejor propuesta (Van der Laat).
Esta diferencia es anormal, según explico Murillo, ya que de haberse llevado a cabo el proyecto, los mexicanos hubieran salido perdiendo.
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“Ninguna empresa te va a bajar un 20% ni un 15%. Para que se haga una idea, el rubro de Administración en Preaviso en un proyecto de ese tipo, anda entre el 6 y el 8%. Si a usted una empresa le rebaja el 10% no solo está sacrificando la utilidad, sino que está perdiendo plata", explicó.
A su parecer, la empresa mexicana desconocía el mercado local y es por eso que su precio era tan bajo, en comparación con el resto de ofertas las cuales, dicho sea de paso, andaban en cifras similares entre ellas.