Cecilia Picado era la primera en levantarse en su casa, ponía agua para el café de toda la familia, preparaba un rico desayuno, alistaba meriendas y mandaba a los chiquillos a estudiar.
Luego, se arrollaba las mangas para lavar los trastos que se acaban de ensuciar, lavar los baños, pasar la escoba, el palo de piso y hacer el almuerzo.
Al mediodía empezaban a llegar los chiquillos y a como iban almorzando la torre de trastos sucios vuelve a formarse. Al final, lavaba los platos, volvía a barrer, aplanchaba los uniformes del día siguiente, revisaba cuadernos, lavaba ropa, atendía al marido, dormía a los niños y así concluía un intenso día de brete con un horario de más de ocho horas.
Y nadie le pagó un cinco por eso.
Por eso, hoy queremos reconocerla porque se celebra el Día de las Trabajadoras del Hogar.
Doña Cecilia hizo esa rutina muchos años, con sus propios hijos, pero la cadena continuó con los nietos, bisnietos y con lo que venga.
Hoy, con 63 años, hace menos porque algunos hijos se han ido, pero su labor pocas veces fue reconocida.
“Ahora las leyes favorecen un poco. Antes no, ahora si quieren venir a comer, los pongo a barrer, o a picar olores, a que hagan algo”, dijo.
Y encima de todo eso, doña Cecilia limpiaba ajeno para aportar económicamente al hogar.
“Dicen que somos el sexo débil, pero nosotros somos las fuertes. Me gustaría que ponga a un hombre a prueba un día en la mañana, en una familia grande y tenga que lavar ese montón de ropa, cocinar, lavar, bañar los güilas... No pueden”, dijo.
Razón tiene el locutor de radio Andrés Zamora, el Padre Mix, cuando dice que las empleadas domésticas son las ingenieras del hogar.
“Ellas son doctoras, maestras. sicólogas, gestoras de proyectos. La emisora va dirigida a ellas y llevo 25 años diciéndoles eso”, dijo.
Por trabajadora del hogar se entiende a toda aquella persona (generalmente son mujeres) que realizan trabajos de su propia casa y no es pagado, por lo que muchas esposas entran en esa categoría.
También están las trabajadores domésticas, que son aquellas que limpian, lavan y planchan lo ajeno y reciben un pago. Esas empleadas son alrededor de 180 mil en Costa Rica, según la Asociación de Trabajadoras Domésticas (Astradomes). Esa asociación reúne a unas 2.500 mujeres, pero solo 500 son activas.
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Rosita Acuña, fundadora de Astradomes Costa Rica, dijo que, a pesar de la existencia de la nueva Ley de Empleadas Domésticas, la situación de las amas de casa sigue siendo precaria, pues la ley no se cumple.
“No nos dan seguro social, aguinaldo, vacaciones, no nos pagan el mínimo. Algunas trabajan por mes, otras por días y otras por horas, pero siempre incumplen”, explicó doña Rosita.
¿Y quién nos va a pagar?
Jennifer Lizano, presidenta de cinco asociaciones de mujeres en la León XIII, Tibás, donde todas son jefas de hogar y muchas son empleadas domésticas remuneradas, dijo que ese trabajo es el más ingrato del mundo y poco agradecido, porque hasta los hijos piensan que las mamás son sus empleadas.
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“Es una brecha grande que como sociedad no hemos logrado sobrepasar, es el trabajo más duro que tenemos las mujeres y es en nuestro propio hogar. No tenemos vacaciones, ni aguinaldo, no se nos reconoce nada. Ni tenemos derecho a cansarnos porque nos exigen que les sirvamos la comida. Y eso, ¿quién lo paga", comentó doña Jennifer.
Rosita dijo que, al menos, las empleadas domésticas reciben un pago, malo o bueno, pero algo ganan, pero las que están en las casas no reciben nada.
“En términos económicos es invaluable lo que hacen esas mujeres que no reciben salario, no sé ni cuánto puede ser. Es incalculable, es la crianza de los hijos, el mantenimiento de la casa, el cuidado del esposo”, dijo.
31 años |
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El Día de las Trabajadoras del Hogar fue instaurado en 1988 cuando mujeres de varias organizaciones y países se reunieron en Colombia. Pidieron más reconocimiento por su labor, mejor remuneración. Desde entonces han dados pasos pequeñitos que reconocen esa labor, la protegen y la regulan. |