EscucharCuenta doña Miriam Rojas, mamá de monseñor Juan Miguel Castro Rojas, que él era tan bueno con las bolinchas que llegó el momento en que ninguno de sus amigos quería jugar con él porque sabían que les iba a ganar todas las bolas de vidrio.
En medio de los cafetales de Concepción de Naranjo, con una infancia campesina y llena de juegos tradicionales --como escondido y policías y ladrones-- fue como se crió quien este 25 de enero será ordenado el quinto obispo de la diócesis de San Isidro de El General.
La actividad será las 10 de la mañana.
El propio monseñor cuenta lleno de orgullo que sus raíces son muy humildes y que durante su infancia ir a coger café era algo que le encantaba. “Soy de unas muy orgullosas raíces campesinas”, dice.
Son esas raíces las que llevan al naranjeño a asegurar que su lema es “amar y servir”. Salió muy buen estudiante y aprovechaba las vacaciones para levantarse de madrugada e ir a coger café con su papá, don Enrique Castro Rodríguez; eran de los últimos que salían del cafetal.
Mucha alegría
Estudió en la Escuela Presbítero José del Olmo y luego en el Colegio de Naranjo. Cuando terminó la secundaria se metió al seminario, en 1985. Fue ordenado sacerdote el 1 de diciembre de 1990, con 24 años.
El 13 de noviembre del año pasado, a las 5 de la mañana, hora tica, fue nombrado quinto obispo de la diócesis de San Isidro de El General por el papa Francisco.
“Si Dios me ha llamado a ese servicio, lo acepto con mucha alegría, con mucha humildad y confiado absolutamente de que Dios siempre va a estar a mi lado para ayudarme en cada uno de los pasos y en cada uno de los momentos que se me van a presentar”, afirma.
“Por gracia de Dios vengo de una familia en donde hay varios sacerdotes y religiosas, el más cercano es un tío que vive en Esquipulas de Palmares, el padre Eladio Rojas Sancho, quien ha sido un testimonio admirable de vida sacerdotal, en la que tiene un poco más de sesenta años”, explica.
“Para mí fue la motivación desde el momento en que me nació la inquietud de ser sacerdote, cuando era todavía un niño, porque siempre admiré su entrega, su cercanía con la gente. Él fue mi mayor motivación”, aseguró monseñor Castro a radio Santa Clara.
Hasta el recién pasado 20 de enero fue el cura párroco de San José de Aguas Zarcas, en San Carlos, en la diócesis de Ciudad Quesada. Ahora comienza un nuevo capítulo en Pérez Zeledón.
Para aprender
“La diócesis de San Isidro de El General es especial para mí, empezando por su santo patrono, al que quiero muchísimo, san Isidro labrador, patrono de los campesinos. Estoy para aprender, para seguir mi vida como cristiano, ahora como obispo comprometido ante Dios y la comunidad a dar todo de mí para continuar con la labor tan importante que tantos sacerdotes y laicos comprometidos han realizado en esas tierras de la zona sur”, agregó.
El sacerdote historiador Fernando Vílchez Campos reitera que monseñor Castro es el quinto obispo de la diócesis generaleña, la cual se fundó el 19 de agosto de 1954.
El primero fue monseñor Delfín Quesada, quien estuvo de 1955 a 1974; el segundo, monseñor Ignacio Trejos (1974-2003); el tercero, monseñor Guillermo Loría (2003-2013) y el cuarto monseñor Gabriel Enrique Montero (2014-2021).
De este último nos dice: “Después de muchos años sirviendo fuera de Costa Rica, regresó en 2013 y el 24 de diciembre de ese año fue nombrado cuarto obispo de la Diócesis de San Isidro, donde se le reconoce por su sencillez y humildad, paciencia y cercanía. Es un pastor que escucha y observa, dotado de un espíritu crítico.
“Monseñor Fray Enrique Montero cumplió 75 años de edad el 6 de noviembre, por esa razón presentó formalmente su renuncia como obispo activo al papa Francisco, tal como lo establece el Código de Derecho Canónico”, explicó al Eco Católico.
La misa de este 25 de enero, en la cual será ordenado el nuevo obispo, será presidida por monseñor José Manuel Garita Herrera, presidente de la Conferencia Episcopal y obispo de la diócesis de Ciudad Quesada, donde Castro sirvió por 26 años.
“La llegada de monseñor Castro es motivo de alegría para esta iglesia particular, pero en especial para la Iglesia en general pues se cuenta con un nuevo pastor y sucesor de los apóstoles para el bien de la Iglesia. A monseñor Juan Miguel le conozco desde el Seminario, sé que es ante todo un hombre bueno y noble, un pastor en el más amplio sentido de la palabra”, comentó monseñor Garita.
