La exprimera dama más longeva del mundo es tica, y a sus 114 años vive una vida tranquila, llena de amor y de chineos.
Se trata de Marita Camacho Quirós, viuda de Francisco Orlich Bolmarcich, quien ejerció la presidencia de la República durante el período 1962 - 1966.
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Hace unos días doña Marita recibió una enorme alegría, una medalla de plata que la declara como Ciudadana Distinguida del país.
La declaratoria la hizo la Asamblea Legislativa, que le rinde homenaje, principalmente, por su trabajo en pro de la niñez costarricense.
Cristian Orlich es nieto de doña Marita y nos contó que ella está más que feliz de haber recibido el reconocimiento.
Doña Marita vive en Escazú y tiene dos cuidadoras a tiempo completo.
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Tiene dos hijos, Francisco José y Mauricio Orlich. Además, tiene cinco nietos y cuatro biznietos que la visitan mucho, la sacan a pasear y la chinean un montón.
“Mi abuela es muy cariñosa, siempre se preocupa por el bienestar de todos. Se pone muy feliz cuando ve a un niño porque siempre esa ha sido su prioridad: la niñez.
“Cuando llegan chiquitos a la casa, sobre todo las biznietas, se pone feliz, juega con ellas, les habla y se pasa el tiempo con ellas porque es lo que más disfruta”, contó Cristian.
A doña Marita le gusta que la saquen a pasear, así que, siempre que pueden, sus familiares la llevan a dar una vuela. Ella es muy coqueta y cuando sale se preocupa por estar bien arreglada.
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Pese a su edad, ha estado muy bien de salud, ahora está superando una infección respiratoria y en los últimos años ha decaído un poco en la memoria, pero por lo demás está muy bien.
¿Cómo es un día en la vida de doña Marita?
La exprimera dama más longeva del mundo lleva una vida tranquila, haciendo las cosas que más le gustan.
Todos los días se levanta como a las 8 de la mañana y siempre desayuna con un jugo de naranja, eso no le puede faltar. Lo acompaña de un huevo o algo suavecito para que no se tenga que esforzar para masticar.
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“Después de desayunar hace una siesta y luego se levanta, y como a la 1 de la tarde almuerza. En la noche se toma un suplemento alimenticio, ese es, por decirlo así, su cena.
“Su plato favorito es el carpaccio (un plato italiano hecho a base de láminas de carne crudas). En cuanto a pasatiempos, le encanta jugar Rummikub (un juego de fichas) y le ayuda mucho para la memoria. Se enoja cuando pierde (ríe), no en serio, pero es claro que no le gusta perder”, contó Cristian.
El muchacho contó también que a su abuela le encantan las flores, por eso pasa grandes ratos en el jardín. Con frecuencia la llevan al vivero para que compre plantas y se las siembran en el patio.
“Le gusta mucho escuchar música, la clásica es la que más disfruta. También busca estar informada, busca las noticias para saber qué está pasando en Costa Rica y el mundo; el periódico no le puede faltar todos los días.
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El amor es el secreto de la larga vida
Cristian dice que el amor que la familia le da a doña Marita es el secreto para que ella haya llegado a los 114 años.
“Mi papá siempre está pendiente de la comida, de los cuidados, de las citas médicas, y no solo él, toda la familia se dedica a cuidar y chinear a mi abuelita.
“También es importante sacarla a pasear para que haga cosas distintas, para que no esté siempre sentada en la casa, sino que haga cosas diferentes, eso también la ayuda a estar bien”, aseguró el joven.
Doña Marita nació en San Ramón el 10 de marzo de 1911. Se casó en 1932 con Francisco J. Orlich; él también nació el 10 de marzo en San Ramón, pero de 1907.
Antes de ella, ninguna primera dama había asistido a un traspaso de poderes, así que hizo historia también en eso.
Mientras su esposo fue presidente, ella asumió tareas para promover la salud, la seguridad social y la protección de la niñez y la adolescencia. Fue una figura clave en el gobierno de Orlich.
La diputada Monserrat Ruiz, quien fue la proponente del proyecto con el que declararon a doña Marita como Ciudadana Distinguida, destacó proyectos gestionados por la exprimera dama, como su participación en la creación del Instituto Nacional de Aprendizaje (INA), su liderazgo en proyectos como el albergue infantil de Aguacaliente de Cartago, el fortalecimiento de la Escuela de Enseñanza Especial, el trabajo por el Centro de Orientación Juvenil de Tierra Blanca de Cartago, el impulso de los comedores escolares y centros comunales de nutrición, así como el Hogar de Rehabilitación de Santa Ana.
Además, uno de los mayores legados de Camacho fue su apoyo a la creación del Hospital Nacional de Niños.