Con la ayuda del escultor Gilbert Herrera y las instrucciones de Jorge Jiménez Deredia, la municipalidad de San José trabajó duro para evitar que la escultura del papa Juan Pablo II, que está en los jardines de la catedral de San José, se dañara por la pintura que le lanzaron el jueves.
“Parece que es pintura de agua, porque se está lavando fácil, pero hay que correr para evitar que penetre en las partes del mármol que son más porosas", explicó Herrera.
De acuerdo con William Monge, director del Centro de Patrimonio del Ministerio de Cultura, ese trabajo de limpieza pudo costar aproximadamente ¢500 mil.
Los funcionarios de la muni le pusieron bonito desde las 10 de la mañana y hasta las 3 de la tarde para dejar totalmente limpia la imagen del santo.
La escultura fue dañada el jueves en la noche por manifestantes que participaron en una marcha por el Día de la Mujer, la salvada fue que, gracias al uso de un jabón y una piedra especial que se trae desde Roma para su mantenimiento regular, lograron quitar toda la mancha que amenazaba con arruinar la preciada obra de arte.
El trabajo básicamente consistió en limpiar la obra con ese jabón especial y un cepillo. En las partes en las que la pintura estaba más pegada, usaron la piedra porosa y agua a presión para evitar rayar la pieza.
"Estoy tratando de sacar la mancha con una piedra porosa, que desgasta un poco el mármol, hay que darle parejito para que no afloje mucho ni quede rayado", explicó el escultor Herrera.
Jorge Villalobos, jefe de la sección de protocolo de la Municipalidad de San José, aseguró que dichosamente el trabajo no dejó rastros del lamentable incidente.
"El trabajo de don Gilbert quedó perfecto, no hay rastro y, como él contaba con los materiales que se usan para darle mantenimiento todos los meses, se evitó que el daño quedara permanente", aseguró Villalobos.