A doña Miriam Hidalgo González, de 82 años, aún se le llenan los ojos de lágrimas cuando recuerda a sus hijos, pese a que la tragedia golpeó su hogar hace 31 años.
Gerardo Hidalgo de 29 años y José Félix Hidalgo de 20, murieron ahogados el 9 de mayo de 1987 en playa Jacó, también falleció su amigo Bolívar Navarro Jiménez, de 23 años.
Incluso, nos contó que en cuanto cortó la llamada que le hicimos un día antes de visitarla se soltó a llorar, quería sacar todas las lágrimas para estar fuerte cuando conversáramos, y por poquito lo logra, solo unas cuantas resbalaron por sus mejillos mientras hablábamos.
"Es un dolor indescriptible el que siente una madre al perder a un hijo, imagínese a dos, es algo tan duro. Uno ve que esas cosas pasan, pero nunca piensa que le van a suceder a uno", recordó la vecina de Candelaria de Naranjo.
Para desahogar el dolor que sentía los primeros años, doña Miriam encontró una forma muy práctica, y con papel y lápiz en mano, se ponía a escribirle cartas a sus hijos diciéndole cuánto los extrañaba.
"Escribí montones de cartas, para cada aniversario, ya no sé ni dónde las tengo, pero fue una de las formas que encontré para soltar lo que llevaba por dentro. Ya hace unos diez años que dejé de hacerlo, ya no lo necesitaba, aunque sigo pensando constantemente en ellos", agregó la sancarleña de nacimiento.
El día que la visitamos en su casa en La Candelaria de Naranjo, nos mostró una de ellas dedicada al cumiche José Félix, la cual escribió el 10 de mayo de 1995, ocho años después de su partida.
"Querido José, ayer cumpliste ocho años de muerto y no puedo olvidarte ni un momento. Cuánto quisiera abrazarte y llevarte como hacías cuando estabas a mi lado. En este momento estoy llorando, no me puedo acostumbrar a estar sin ti", inicia la carta.
Casi finalizando y luego de contarle que ya se habían sumado dos nietos más a la familia, le puso que cuando se vuelvan a ver, trabajarán ayudando a convertir la Tierra en un paraíso.
"Viendo el sermón que dejaste escrito ocho días antes de irte, basado en Tito 1:2, ibas a empezar a predicar, lo guardo con mucho anhelo, esperando que lo pongas en práctica, Jehová sabe eso si de veras lo ansías de corazón", y firma como "Tu madre".
Y es que ella cree fielmente en la promesa que está en la Biblia en Juan 5: 28-29, el cual dice que algún día nos reencontraremos con nuestros seres queridos.
Sábado lleno de dolor
Ambos hermanos andaban paseando junto a dos amigos más ese fatídico sábado en el que llamaron a su casa para avisarle a sus padres.
La llamada entró a eso de las 4:30 de la tarde y de inmediato doña Miriam y don Félix se fueron para Jacó, el cuerpo de José Félix lo sacaron poco después del accidente acuático, mientras que al mayor, Gerardo, el mar lo devolvió hasta el día siguiente.
"No me pude despedir de Gerardo porque lo encontraron hasta el día siguiente y además me lo tuvieron todo el día en el sol esperando que llegara el OIJ a levantar el cuerpo, entonces no pudimos verlo. Solo a José pudimos verlo y despedirnos bien de él", recordó la angustiada madre.
Paseo interrumpido
Gerardo y José Félix se fueron de paseo a playa Jacó junto a sus amigos Bolívar Navarro y Alexis Suárez Soto.
Según las notas publicadas en La Nación el 10 de mayo de 1987 se indicó que los jóvenes se encontraban tomados al momento de la desgracia a la que sobrevivió solamente Suárez, pero quien ni en ese momento ni aún hoy tantos años después quiso hablar de lo ocurrido.
Cuando La Teja lo contactó para este reportaje, nos contestó que prefería abstenerse, pues no le gustaba recordar esa experiencia.
Incluso, Suárez ni a la familia de los hermanos Hidalgo le ha contado lo que ocurrió, pese a todos los intentos que han hecho ellos por tratar de entender lo que pasó ese día.
La única vez que Alexis habló de lo sucedido fue con los socorristas el día del accidente.
"Todavía ebrio escuché como me pedían ayuda; pero no pude sumunistrarla, apenas pude salir yo", describió Suárez, según las notas publicadas sobre la tragedia.
La emergencia ocurrió frente a las cabinas Bancosta a las 4 de la tarde, cuando las víctimas fueron arrastadas por una corriente marina.
Querido por todos
José Félix era muy querido por todos en La Candelaria de Naranjo, pues según nos contó su madre, con el carrito que tenía, andaba jalando a los adultos mayores que lo necesitaran en cualquier emergencia.
"Él era un joven muy tierno, era el único que me quedaba aquí en la casa y era muy casero. De hecho, hubo momentos en que deseé que apareciera alguna exnovia suya diciéndome que tenía un hijo suyo para poder tener algún nieto de ellos", contó la mamita.