“Yo voy a entrar al colegio, acompáñeme, yo sé que nos va a costar mucho, pero cumplamos el sueño de estudiar”, una mañana, hace tres años, eso fue lo que le dijo doña Damaris Núñez Céspedes, de 53 años, a su esposo, Felipe Corrales Díaz, de 52.
De esa frase se acordaron los dos el pasado jueves 20 de diciembre, cuando en el acto de graduación del Liceo Nocturno de Puriscal los llamaron para entregarles el título de noveno año. Los dos lloraron de la felicidad, e incluso, en estos momentos les cuesta creer que dieron un gran paso hacia el gran sueño que tienen: ser bachilleres de colegio.
Con el título de noveno año en la mano también se acordaron cómo antes de casarse se propusieron sacar el título de sexto grado, por eso estudiaron en la escuela Ramón Bedoya de Puriscal y se graduaron. Treinta años después, retomaron sus metas estudiantiles.
“Usted no sabe el miedo que nos dio. Fue, es y será durísimo para nosotros porque teníamos 30 años de no tocar un cuaderno. A mí lo desconocido me da pavor. Nos fuimos a matricular llenos de miedo… pero fuimos.
“El esfuerzo ha sido enorme, el sacrificio también, sobre todo porque me cuesta mucho Matemáticas e Inglés. Todos los días son complicados”, explica doña Damaris.
Dura virtualidad
Y tras de cuernos, palos. La decisión de volver a estudiar se topó de frente con la pandemia y las clases virtuales, entonces, si la cuesta era grande, el covid-19 la puso más pesada porque como doña Damaris dice, estudiar virtual es dificilísimo.
“Para nada nos gusta la educación virtual, es más complicada y uno no entiende nada. Por la misma realidad de la pandemia hay que buscar demasiadísima información y siempre quedan grandes dudas. Por dicha los profesores siempre nos apoyan demasiado, son muy lindos”, reconoció la empunchada señora.
Con mucho orgullo doña Damaris nos dice: “vamos a seguir, no crea que con el título de noveno se terminó todo, ya nos matriculamos para décimo año, la gran meta es ser bachilleres. Hace 30 años parecía imposible, pero en los últimos tres nos hemos demostrado que podemos y que lo vamos a lograr”.
Don Felipe nos cuenta que tienen 6 hijos y 8 nietos; el hijo mayor tiene 32 años y el menor 13.
Doña Damaris es ama de casa y don Felipe es peón agrícola. Ambos son bien pulseadores y recibieron ayuda de todos sus hijos, en especial de Elizabeth y Pilar, quienes también lloraron de alegría al ver a sus papitos graduándose de noveno año el mismo día que ellas se graduaban de bachilleres, también en el Liceo Nocturno de Puriscal.
“Siempre fuimos los cuatro a clases. Nuestras hijas fueron un tremendo apoyo. Nos ayudaron a estudiar y cuando no entendíamos y nos frustrábamos, siempre nos tuvieron paciencia, nos decían que tranquilos, que respiráramos, que descansáramos un ratico y cuando volvíamos ya entendíamos mejor”, recordó don Felipe.
Agradecidos
Doña Damaris agradece con cariño la gran ayuda que le dieron siempre desde el guarda, el personal administrativo, los de la cocina y los profes. Ese agradecimiento siempre ha tratado de devolverlo siendo consejera de sus compañeros de clases, los más carajillos.
“Me tocó un día ver a una parejilla que no estaba recibiendo clases, escapados, entonces les pregunté que qué hacían ahí, que fueran al aula porque ahí está la gran oportunidad de sus vidas para avanzar, para tener un gran futuro. Los animé y se metieron al aula”, cuenta con felicidad.
Los esposos se ayudan y apoyan en todo. A doña Damaris le encanta Estudios Sociales porque conocer sobre la historia y sobre el resto del mundo la apasiona, eso sí, le tiene tirria de la buena a Matemáticas y al Inglés. A don Felipe le encantan las Matemáticas y también se le pone todo cuesta arriba con el Inglés.
Ejemplares
Hablamos con la profesora Jeannette Cascante Sarmiento, quien nos dijo que todo el personal del Nocturno de Puriscal está feliz y orgulloso del avance educativo que ha tenido el matrimonio.
“Son personas muy lindas, trabajadoras y especiales. Tienen un espíritu muy noble.
“Además, son muy esforzados y a pesar de que llegaron con muchos temores, se han comportado como alumnos ejemplares. Recuerdo que el primer día doña Damaris nos dijo, ‘aquí estamos, vamos a intentarlo, pero no creo que podamos y ¡sí pudieron”, comentó la profe Cascante.
Doña Jeannette reconoce la importancia del título ganado por esta pareja porque demuestra el valor que tiene la educación, ya que sirve para cumplir sueños y metas y ser personas felices y realizadas.