Wendy Osegueda Montalván se graduó como bachiller en Contaduría Pública de la Universidad de Costa Rica (UCR) el pasado viernes 19 de abril y lo primero que hizo tras la graduación fue irse en una pura carrera a la Asociación Obras del Espíritu Santo y regalarle el título al padre Sergio Valverde.
Este acto simbólico tiene una tremenda historia que comenzó en la necesidad extrema, pasó por el amor y termina con unos sueños convirtiéndose en realidad.
“Obras del Espíritu Santo me dio cuadernos, uniformes, comida, una nueva familia y por eso aprendí a soñar”, nos aseguró Wendy.
Pudimos hablar con esta estudiante universitaria, que ya lleva avanzada su licenciatura en Contaduría Pública, cuando estaba celebrando con su mamá (Jacqueline Montalván Cruz) y el padre Sergio.
“Me crié por la línea del tren, en el barrio Los Ángeles (San José). Pude asistir a la escuela y el colegio, gracias a Obras del Espíritu Santo. Siempre que me faltaba algo, un cuaderno o un uniforme, sabía que podía contar con ellos y jamás me fallaron, por eso pude sacar el quinto año en el Colegio Superior de Señoritas.
“Mi mamá y yo nos vinimos directo a donde el padre Sergio, porque todos ellos son dueños de este título. Todo lo que hace el padre Sergio, toda su lucha, es bien aprovechada por muchísimas personas, yo soy una de ellas”, asegura la estudiante.
Estómago vacío
Cuenta Wendy que en su casa (tiene dos hermanos) pasaron muchas necesidades económicas y desde que conocieron a la asociación nunca más se acostaron con el estómago vacío.
“Mi mamá tenía tres días sin comer y decidió pedirle ayuda al padre Sergio, pero no pudo llegar ni a la entrada de la asociación, porque se desmayó frente a la iglesia (la parroquia Cristo Rey del Universo)”, contó Wendy.
Doña Jacqueline, entre lágrimas de felicidad por el título ganado por su hija y el agradecimiento profundo a Obras del Espíritu Santo, recordó: “Cuando me desperté del desmayo por no haber comido en tres días lo que vi primero fue al padre Sergio sosteniendo un algodón con alcohol.
“Ellos me atendieron, me dieron de comer, me trataron como una reina y a partir de ahí nunca volví a sufrir por falta de comida porque siempre me tuvieron un plato de comida”, reconoció la mamá, quien llegó a Costa Rica cuando tenía nueve años.
Se vino solita de Nicaragua, la pasó muy mal económicamente, a tal punto que le tocó dormir varias noches, ya con Wendy de seis meses, en el parque Cañas, frente a la Estación de Ferrocarril al Pacífico.
Wendy tenía tres añitos cuando su mamá se desmayó frente a la parroquia de Cristo Rey.
“Mi mamá comenzó a hacer voluntariado en Obras del Espíritu Santo y eso permitió que jamás nos faltara alimento.
“Pero lo que nuestra familia recibió va más allá de un plato de comida. En Obras del Espíritu Santo realmente se preocupan por una, a tal punto que siempre hay un consejo, una persona cerca para ayudar, para escuchar, para demostrar que están pendientes.
“Las profesoras que me enseñaron aquí se convirtieron en mis segundas mamás y el padre Sergio en el papá que nunca tuve”.
Entre lágrimas de felicidad por el triunfo alcanzado, madre e hija no dejaron de reconocer que lo más valioso que les dio Obras del Espíritu Santo fue una guía firme, constante y amorosa, para que se mantuvieran siempre cerca de Dios.
Creer en Dios
El padre Sergio estaba feliz y agradecido con Dios por el gesto de doña Jacqueline y su hija Wendy.
“Wendy siempre fue muy esforzada, siempre demostró que quería surgir en la vida a pesar de la dura situación económica en su hogar.
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“Doña Jacqueline nos demostró ser una mamá muy esforzada y trabajadora. Vendió cositas en la calle, trabajó hasta en construcción cargando sacos de cemento, hizo rifas, vendió comidas, nunca se dejó vencer a pesar de las dificultades”, explicó el padre Sergio.
El sacerdote se alegra porque justo esa es una de las misiones de Obras del Espíritu Santo, ser la familia de los que más necesitan, ayudar a quienes lo necesitan y servir de buena sombra para quienes, golpeados por la falta de dinero, se llenan de miedos, inseguridades y soledad.
“En el caso de Wendy hubo una unión poderosa: creer en Dios y creer en sí misma. Ella entendió la Biblia cuando dice: ‘todo lo puedo en Cristo que me fortalece’. Nosotros no solo ayudamos a formar profesionales, sino a profesionales empoderados, líderes.
“Ahora sigue Wendy aportando con su testimonio a todos los niños y jóvenes que están aquí, demostrándoles que sí se puede. De eso se trata, de pasar la antorcha encendida para iluminar la vida de otras personas.
“Es una cadena que no puede detenerse, el que fue ayudado, ahora le toca ayudar. Wendy es un triunfo más de la misericordia de Dios”, asegura el padre Sergio.
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Y no queda aquí la historia, el padre Sergio agradeció el título en Contaduría Pública que le regalaron a la institución y de una vez le dijo: “Está usted contratada”. Así como lo leen, ya Wendy tiene trabajito en Obras del Espíritu Santo.