Muchas personas pueden rajar que son bien cochinas y así quedó demostrado en las denuncias que recibimos en los últimos días por botaderos de basura a cielo abierto, justo en el corazón de la Gran Área Metropolitana.
Estas denuncias, acompañadas de impresionantes fotografías, dejan en evidencia no solo la majadería de algunos de tirar basura a la calle, sino también el relajo de las autoridades.
Todo comenzó con Andrea Villalobos, vecina de Santo Domingo de Heredia, quien denunció el chiquero que se formó en el puente detrás del Parque Empresarial del Este, en la ruta 32.
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“Colchones, mesas, residuos de todo tipo, hasta personas en condición de indigencia, este lugar no tiene control.
“Las cunetas están completamente obstruidas y este basurero crece cada día sin que haya una intervención concreta de las autoridades”, denunció.
Hay que recordar que tirar basura a la calle o en terrenos conlleva una multa. El monto va a depender de cada cantón, pero van desde los ¢136.212 hasta los ¢681.060.
Por ejemplo, en casos extremos, la muni de San José cobra hasta ¢1.089.696 por tirar basura a los ríos y, a pesar de eso, la gente lo sigue haciendo.
Punta del iceberg
El caso de Andrea fue solo la punta del iceberg. Ella nos refirió con un vecino de Curridabat, quien prefirió mantener el anonimato, que denunció un botadero en la entrada de la autopista Florencio del Castillo.
“Ha ido creciendo, ya lleva meses (...) son residuos de construcción, se pueden ver escombros, tierra, desechos de muebles, de todo”, dijo molesto.
Tras esta denuncia, la bola de nieve se convirtió en una avalancha de basura.
Jose Valverde, inspector ambiental del MINAE, nos reveló que por los últimos 10 años, en Lomas del Río y La Carpio, se ha estado creando un botadero de magnitudes nunca antes vistas.
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“Al día de hoy, nada se ha hecho. A veces pareciera que a la gente ni a las autoridades les importa. Se dan incendios a cada rato por la acumulación de metano, es una cosa increíble”, comentó.
Pero, mejor véalo con sus propios ojos.
“Esto es una bomba de tiempo”, sentenció Valverde.
“En el caso de La Carpio, nos dimos cuenta de que el problema es la ruta de acceso al botadero, ya que es la misma de una planta térmica del ICE, entonces todo el mundo entra como Pedro por su casa.
“Una vez tomamos videos de cuatro camiones, a vista y paciencia de todo mundo, botando escombros”.
Para este caso, hay que hacer la salvedad de que las autoridades están involucradas con Olman Mora, contralor ambiental, la diputada Kattia Cambronero, la muni de San José y otros entes, trabajando en un plan para ponerle fin.
Pero, ese no es el caso de la mayoría de botaderos.
Relajo
Por ley, el Consejo Nacional de Vialidad (CONAVI) es el encargado de mantener las calles del país, esto incluye la limpieza de drenajes y botaderos.
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En el caso específico de la ruta 32 y la Florencio del Castillo, al formar parte de la red vial nacional, son responsabilidad única y exclusiva del CONAVI.
El problema es que no aparecen.
Desde el pasado viernes 13 de junio, enviamos varias preguntas sobre estos dos botaderos, en concreto, qué se está haciendo para eliminarlos, así como qué acciones concretas se aplican para eliminar los botaderos en general y el presupuesto que destinan para esto.
Al día de hoy, y tras otro correo de seguimiento enviado el lunes 16 de junio, no nos han confirmado ni el recibido.
Similar sucedió con el Ministerio de Salud, a quienes les preguntamos, también el viernes 13 y lunes 16 de junio, cuántos botaderos a cielo abierto hay en el país y qué están haciendo para erradicarlos, pero tampoco hubo respuesta.
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Esta inacción ha generado la molestia de varios ambientalistas, que no soportan el relajo de las autoridades.
“Es una indiferencia total, esa es la palabra real: indiferencia”, criticó el inspector del MINAE, José Valverde.
“Simple y llanamente, no hay voluntad política para cambiar. Mucha gente ha levantado la voz y, al final, hacen un polvorín y todo queda ahí”.
Similar opina Eduardo Gardela, coordinador de la Comisión de Ambiente de Desamparados, quien también denunció pequeños botaderos por todo su cantón, en especial en Patarrá.
“El Estado, según el artículo 50 de la Constitución Política, tiene la obligación de velar por la salud pública y, por supuesto, este tipo de cosas son lo contrario. Hay una inacción del Estado costarricense, que afecta nuestras vidas”, asegura.
De raíz
Es importante entender cuál es la psicología detrás de las personas que, sabiendo que está mal, siguen tirando basura a la calle.
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Según la psicóloga María Ester Flores, esto nace en la casa, donde se nos inculca la conciencia sobre la basura y el cuidado ambiental.
Si en casa no se enseñan valores como el respeto por el ambiente o el manejo adecuado de los residuos, el niño crece creyendo que tirar basura es algo normal.
“Esto no se trata de que la Policía esté detrás de uno diciendo si es bueno o malo tirar basura, eso viene del hogar.
“La gente empezó a perder el valor de si es bueno o malo y, solo quiere deshacerse de la basura, no importa si eso significa contaminar una montaña o un río, bajo la idea de que es otra persona la que se va a hacer cargo de esa basura”, concluyó.