Las filas para vacunarse contra el covid forman parte del paisaje en el país desde el viernes, cuando se empezó a ponerles el medicamento a las personas entre 40 y 57 años sin factores de riesgo.
La reacción ha sido masiva.
Los interesados en protegerse han puesto en práctica todo tipo de medidas para tratar de garantizar un buen puesto en las filas y eso incluye trasnochar o madrugar, pero el sacrificio puede no ser suficiente.
En algunos vacunatorios han entregado fichas para controlar la cantidad de dosis que tienen disponibles por día, así que alguien puede llegar por su dosis a las seis de la mañana, confiado en que empezarán a vacunar a las 8 a.m., pero podría encontrarse con la desagradable sorpresa de que los campos ya estaban más que asignados a las 7.
En casos así no queda más que probar suerte al día siguiente.
La Teja conversó con varios cartagineses que hicieron fila en tres de los vacunatorios de la Vieja Metrópoli para conocer sus experiencias.
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A Malcom Arias, de 43 años, lo encontramos en el hospital Max Peralta, uno de los centros donde se están aplicando las dosis protectoras de la farmacéutica Pfizer-BioNTech donadas por el Gobierno de Estados Unidos.
“Me dormí un rato de once de la noche (del viernes) a una de la mañana, como para aguantar la trasnochada y llegué a las 2:30 a.m a hacer fila para la ficha y ya había como 50 metros de gente”, contó.
Sin duda para él y todos los que llegaron desde temprano fue un gran sacrificio pues este sábado amaneció frío en Cartago y, según nos contó Malcom, hasta cayó un pelillo de gato.
“Siento un alivio increíble de tener ya la primer dosis, más para proteger a la tía que vive conmigo de 88 años, pues aunque teletrabajo, siempre hay que salir al súper o a algún mandado”, dijo Malcom.
La imagen de personas con cobijas encima, sillas para esperar más cómodamente su turno y sombrillas para protegerse de las inclemencias del clima se repetían en las afueras del hospital, el Colegio Universitario de Cartago, la Escuela Jesús Jiménez y cuanto lugar estuviera destinado a atender.
La directora del hospital Max Peralta, doctora Krissia Díaz, explicó que a las 5:30 de la mañana de este sábado tenían unas cuatro cuadras de fila entre quienes repartieron las fichas a partir de las 7 a.m. hasta que se terminaran los 330 tiquetes del día, pero aseguró que había sido fluido el movimiento de gente.
Afuera de la escuela Jesús Jiménez, en Cartago, encontramos a Francisco Arias, quien llegó preparado para la espera con un banquito, pero su paciencia se le acabó luego del retraso de una hora en el horario de su ficha debido a que no estaban aún las vacunas en el lugar.
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Doña Zaira Guillén fue la primera en recibir el pinchazo en dicho centro educativo, su esposo hizo fila por ella desde las 2:15 a.m. de este sábado.
“Estoy muy contenta de saber que esperamos desde hace tanto y ya por fin llegó el turno de vacunarnos y tan anticipadamente porque aún faltaba que nos tocara. Estoy satisfecha de la labor que ha hecho la Caja”, explicó la ama de casa.
Laa filas se repitieron en otros centros de vacunación como el Hospital Blanco Cervantes, el de Niños, el San Juan de Dios.
Esté atento a las redes sociales de centros comerciales y de hospitales porque por momentos de este sábado, cuando no se estaba presentando gente, abrieron la atención a público de todo el país, como pasó en el mall Oxígeno, en Heredia, donde luego del aviso llegó mucha gente.