Raiza Esna Barrantes es una veterinaria limonense que actualmente vive en San Carlos y hace casi dos años conoció Ticas Off Road, un grupo de mujeres amantes de los carros 4x4, las competencias y actividades recreativas.
Entonces Raiza atravesaba una situación que tenía deprimida, por lo que su amiga Karina Salazar la invitó a unirse al grupo de fiebres por los vehículos todoterreno; la veterinaria lo hizo y aquella fue la vía que la sacó “del barro”; fue una enorme terapia.
“Compré mi vehículo, un 4x4, y ella (su amiga) me comentó del grupo y yo con el miedo porque ese tipo de carros siempre han sido más como de hombres y cuesta más encontrar mujeres a las que les gusten. En ese momento yo estaba muy sola y deprimida y como ella sabía mi historia insistió y me prometió que todo saldría bien”, contó la caribeña.
Y no le mintió. Al mes se unió al primer viaje aunque su carro todavía no estaba arreglado como los de las demás integrantes; aquel mismo día, Raiza se dio cuenta de que era parte de la “familia” porque se quedó pegada como tres veces en el camino y otras choferes se bajaban del carro y la ayudaban a empujar el suyo.
“Desde ese día no me he sentido sola en lo más mínimo y de ahí han salido mis mejores amigas actuales”, cuenta.
Chimuelo
“Chimuelo”, como bautizó a su primer carro y antes de estar en el grupo jamás había pensado en irlo “armando”. Fue luego de aquel primer paseo cuando entendió que era mejor hacerlo porque no se podía seguir quedando pegada.
“Ahora él está levantado, tiene búmper y otro poco de cosas más armadas”, explica.
Chimuelo es un Suzuki Sidekick 96 de dos puertas, blanco y con una calcomanía al frente con el rótulo de Ticas Off Road.
“Desde el principio la idea de Karina era que me tirara al barro, pero como Chimuelo aún no estaba armado, fue poco a poco y ya ahora sí me tiré al barro el evento pasado y todo salió muy bien”, detalla la dueña.
Raiza afirma que cuando se suben al carro y toman la carretera se le mezclan sentimientos de felicidad, miedo, angustia, nervios y la emoción de seguir.
“Este año fue mi primer Tulín, (evento masivo del 4x4, todo el que le guste esto tiene que ir) y la ruta estaba superdura, pero mi amiga me echaba porras y salimos bien”, contó.
Para esta todoterreno, esta pasión se ha connvertido en su lugar de paz, algo que la hace sentir feliz y por nada del mundo quiere que jamás le falten las Ticas (el grupo), ni el barro. Por eso trata de participar al menos una vez al mes en alguno de los eventos que organizan.
Y nada importa terminar con barro hasta en el pelo; eso sí, deben ir preparadas y andar botas o zapatos montañeros para no mojarse los pies y apenas termina la aventura tiene que pegarle una buena lavada a Chimuelo para que se no manche.
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Van seguras
Otra integrante de las 150 que actualmente conforman Ticas Off Road es Melissa Delgado.
Ella se unió al grupo en agosto de 2019, antes había visto publicaciones pero le daba miedillo meterse porque no sabía nada de los 4x4 y pensaba, como es común, que eran solo para hombres.
“Cuando compré mi carro 4x4 estaba en un grupo de ocho hombres, yo era la única mujer, pero me sentía como sola, me hacía falta el apoyo femenino que me ayudara, me estaba quedando atrás porque los compañeros no me daban la oportunidad y me sentía menos”, contó.
Cuando entró a Ticas fue otra cosa, se le abrió el panorama y sintió seguridad en sí misma.
“Empece a aprender muchas cosas relacionadas con los todoterreno, me sentí apoyada, comprendida. Ellas son muy unidas y solidarias y sé que fue una de las mejores decisiones que tomé, en especial por la ayuda que damos a las causas sociales, me llena un montón saber que todas estamos trabajando por un mismo objetivo”, dijo.
Este sábado y domingo, por ejemplo, tienen una actividad benéfica en Poás de Alajuela.
Además le ha servido para aprender del carro, con lo cual evita que algún mecánico la ruede.
La ateniense vive actualmente en Alajuela y tiene un Geo Tracker motor 1600, año 97, que ya venía un poquito extreado. Está feliz de pertenecer a Ticas Off Road, con las cuales hace camino.
Este sábado 7 y domingo 8 de mayo habrá una actividad en Caprinaland, en Poás de Alajuela, donde podrá disfrutar un día en la naturaleza y acampar en un lugar seguro.
El costo es de ¢3.000 el pase del día y ¢6.000 el camping por persona, lo recaudado se usará para ayudar con la compra de material didáctico y educativo para más de 100 estudiantes de la escuela indígena Ducharí, en Altos del Chirripó.
Si no puede ir, ayude con un Sinpe al 8899-5788 o donando material educativo.
Las integrantes del grupo ya han ayudado a la escuela de Boca Tapada, en San Carlos, y con el embellecimiento de la de Altos del Chirripó; además en diciembre hicieron de una fiesta para niños indígenas en conjunto con la Brigada 4x4.
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