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Nicaragüense está cumpliendo un gran sueño 30 años después de haber llegado a Costa Rica

La nicaragüense fue despedida después de trabajar 30 años en una empresa, pero eso le dio la fuerza para alcanzar su sueño

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Luisa Urbina es una mujer nicaragüense bien valiente y pulseadora.

Ella nació en Chinandega, Nicaragua, pero ahora su hogar está en Dos Cercas de Desamparados, en San José.

Viajó a Costa Rica hace 30 años, tenía 20 años cuando llegó y decidió venirse con unas amigas en busca de un mejor futuro.

Luisa Antonia Urbina es una mujer nicaragüense bien valiente y pulseadora.
Los productos que más vende Luisa son los nacatamales. (Cortesía)

Tenía solo 15 días de estar en el país cuando se le dio la oportunidad de entrar a trabajar en la empresa Spoon. Ahí estuvo 30 años, y en varios puestos por lo que ganó mucha experiencia, pero el año pasado la despidieron, así que tuvo que buscar una nueva opción para llevar dinero a su hogar.

Estando en Costa Rica, Luisa se casó y tuvo dos hijos: Jason, quien ya tiene 27 años, y Fiorella, de 21.

Cuando estaba sin trabajo, Luisa empezó a analizar opciones. A sus hijos les encanta como ella cocina y, por eso Jason le dijo a su mamá que por qué no se ponía a vender nacatamales.

Luisa Antonia Urbina es una mujer nicaragüense bien valiente y pulseadora.
Vea la delicia de chifrijo que vende esta pulseadora. (Cortesía)

“En un primer momento, le dije que eso era muy cansado, pero él me dijo que todo trabajo es cansado y me convenció de probar, a ver cómo me iba. La primera vez hice 20 nacatamales y se me vendieron todos y la gente me empezó a pedir, así que seguí haciendo.

“Las personas me empezaron a preguntar qué otras comidas preparaba, entonces empecé a hacer vigorones; luego los clientes me preguntaban qué más tenía y decidí empecé a hacer tacos de birria, pero me seguían pidiendo más cosas y lo último que agregué fue el chifrijo”, contó la pulseadora.

Ella se siente feliz al ver su negocito crecer poco a poco; incluso, ya está planeando meter al menú hamburguesas artesanales.

Luisa Antonia Urbina es una mujer nicaragüense bien valiente y pulseadora.
Los tacos de birria también le quedan riquísimos. (Cortesía)

Luisa hace las comidas en su casa y las envía a los clientes por medio de plataformas, o ella misma lleva los pedidos en su bicimoto porque es una mujer todoterreno.

Pero ella no se quiere quedar ahí, sino que quiere tener su propio local.

“Mi idea es llegar a tener mi propio local, porque veo que cada día voy creciendo más y más; quiero empezar con una sodita y, quizá después, poner ya un restaurante”, expresó.

Jason ha estado muy presente en el negocio de su mamá, además de apoyarla es quien le maneja las redes sociales, también fue el que le puso el nombre al negocio: Amor Casero.

Luisa Antonia Urbina es una mujer nicaragüense bien valiente y pulseadora.
Jason, su hijo, fue quien le dio la idea de ponerse un negocio de comidas. (Cortesía)

La valienta dice que ella de vez en cuando va a visitar a sus hermanos a Nicaragua, pero que su hogar está en Costa Rica, y ya no se hallaría viviendo allá porque la mayor parte de su vida la ha pasado en Tiquicia.

“Estos 30 años que he estado aquí me han hecho ver a Costa Rica como mi país, me encantan las playas, me gusta la naturaleza, cada vez que puedo salgo a pasear porque eso me gusta muchísimo, el clima también me agrada”, contó.

Luisa está muy contenta porque hace poco pasó el examen de naturalización, y reconoce que por pura “pereza” no lo había hecho, pero hace poco se lo propuso y lo logró.

Luisa Antonia Urbina es una mujer nicaragüense bien valiente y pulseadora.
Luisa sueña con ponerse un local para vender sus comidas. (Cortesía)

La vendedora dice que de los productos que ofrece los nacatamales son los que más le piden, y los días que mejor le va son los de quincena, entonces ya sabe que para esos días tiene que hacer más comidita.

Ella hace nacatamales que son bien grandecitos; cada uno cuesta ¢1.500, pero también vende piñas de tamales, que son un poco más pequeñas y cuestan ¢1.300.

El vigorón viene en dos presentaciones, el grande que sale en ¢3.500 y el pequeño que cuesta ¢2.000. El chifrrijo solo viene en un tamaño y vale ¢3.500. Por último, los tacos de birria vienen en combitos de tres unidades y cuentan ¢3.500.

Luisa sabe perfectamente que tirarse al agua con un negocio no es fácil, por eso les manda un mensaje a quienes están pensando en ponerse uno, pero no se atreven.

Luisa Antonia Urbina es una mujer nicaragüense bien valiente y pulseadora.
El vigorón viene en dos presentaciones, grande y pequeño. (Cortesía)

“Lo primero que hay que hacer es fijarse bien, que es lo que más se vende, lo que la gente busca más. Si uno empieza a vender algo y le funciona debe seguir adelante, si no funciona no hay que tener miedo de descartarlo y probar con algo más.

“Hay que luchar, la platica está en la calle. La comida es algo que siempre se necesita, todos buscan cosas de comer, por eso yo me incliné por un negocio de comidas y no me arrepiento. Hasta el momento siento que voy bien, sigo fuerte hacia adelante y espero en Dios tener éxito.

Si usted quiere ver las delicias que prepara Luisa puede ingresar a su página de Facebook Amor Casero o el TikTok amorcasero3. Para encargos puede contactarla al WhastApp 7053-8682.

Rocío Sandí

Rocío Sandí

Licenciada en Comunicación de Mercadeo de la Universidad Americana; Periodista de la Universidad Internacional de las Américas, con experiencia en Sucesos, Judiciales y Nacionales. Antes trabajó en La Nación y ADN Radio.

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