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Nicaragüense graduado en Costa Rica: “He sabido aprovechar las oportunidades”

Francisco Salinas llegó a los 13 años a Costa Rica y pese a los obstáculos, hoy es un abogado

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Francisco Salinas llegó a Costa Rica procedente de Nicaragua con tan solo 13 años y se quedó con una tía que, cuatro años después, continuaría su camino hacia Estados Unidos, por lo que, a tan corta edad tuvo que tomar su primera gran decisión, pues lo querían regresar a su país.

Francisco Salinas, llegó a Costa Rica hace 36 años y poco a poco se fue forjando su futuro. (Cortesía)

Sin embargo, él quería continuar estudiando y graduarse como bachiller en nuestro país, por lo que regresarse en ese momento, no era una opción.

Su carisma y buenas calificaciones le abrieron las puertas y pudo quedarse viviendo en casa de un compañero del cole, cuya familia lo acogió como un hijo más.

Por eso asegura que ha sabido aprovechar las oportunidades que brinda este país a todo el que quiere estudiar y trabajar para salir adelante.

“Yo amo Costa Rica, no lo dejaré nunca, ni siquiera tengo intenciones de regresar a Nicaragua. Allá voy solo a visitar a mi familia y en una semana estoy vuelto loco por regresar. Le agradezco a Costa Rica todas las oportunidades que me brindó y si usted es inteligente y las toma, se supera, si dicen aquí no hay oportunidades de trabajo, eso es mentira. El país, con toda la problemática que enfrenta, siempre brinda a la gente la oportunidad de superarse, que ellos no quieran hacerlo, es algo muy personal. Yo sí he aprovechado todas las oportunidades que me ha dado”, afirmó el hombre de 49 años.

Chico, como le dicen con cariño los que lo conocen, tiene 15 años de haberse naturalizado costarricense, aunque confiesa que siempre será nicaragüense y su corazón guarda un cariño especial por su patria.

Dura adolescencia

Durante sus primeros años en el cole, sufrió un poco de bullying por su nacionalidad.

“Desde entonces siento un agradecimiento por el país, porque aún siendo extranjero, en el colegio me permitían comer en el comedor estudiantil, que me servía un montón porque éramos una familia superpobre. Por lo menos dos o tres veces por semana almorzaba ahí, cuando no podía hacerlo en la casa”, recordó Salinas.

En cuarto año, cuando su tía empezó a hacer las vueltas para irse del país, le tocó ir a buscar trabajo en el supermercado Yaohan jalando los carritos de las compras por las tardes, después de salir del cole y la gente le regalaba ¢30 o ¢40, con los que al final del día se compraba un Frescoleche de chocolate y unas Picaritas o galletas para medio comerse algo.

“Esta familia que me adoptó, fue porque yo comencé a darle clases a este compañero de colegio y ellos me pagaban ¢300 por hora en esa época y con eso podía comprar la comida. Me agarraron mucha confianza porque yo les chapeaba el patio, les pintaba la casa, lavaba los baños y me pagaban por hacerlo”, explicó Chico.

Francisco tiene dos hijos, José Francisco y Sofía Salinas. (Cortesía)

Ese espíritu pulseador que caracteriza a los nicaragüenses, asegura Francisco, fue lo que le permitió no entregarse a la “destrucción”.

“En barrio Clareth, donde yo vivía, es muy humilde y varios de mis vecinos del barrio se entregaron a las drogas, se hicieron indigentes, pero yo no me di por vencido y me dije: ‘sí, mi tía se fue para Estados Unidos, yo no me doy por vencido’, me dije: ‘algo hago, pero yo no me quedo sin estudiar’”, aseguró y lo logró.

Regreso a Nicaragua

Una vez concluido su bachillerato, se regresó a Nicaragua con la intención de continuar estudiando en la universidad, pero volvió a Costa Rica seis meses después, porque no le reconocieron el título de la educación tica.

“Me devolví con ¢2.000 en la bolsa, en la frontera llamé a esta familia, que aunque no eran nada mío, me dijeron, véngase para acá y aquí vemos cómo hacemos para ayudarlo, para que usted siga estudiando”, recordó con agradecimiento.

Sin embargo, al poco tiempo, llegó la noticia de que sería papá y se casó, pero solo estuvo casado cuatro años y una vez divorciado, retomó sus planes de prepararse y comenzó a estudiar Derecho, carrera que concluyó en el 2004.

Pero la labor no fue sencilla, trabajó en ventas mientras estudiaba, pero a la mitad de la carrera la situación se complicó, porque además de la universidad, debía pagar la pensión de su hijo mayor.

Con el canto pudo pagar sus estudios universitarios y la pensión de su hijo. (Cortesía)

“Empecé a participar en concursos de canto en karaoke y con el dinero que me ganaba en ellos, me ayudaba a pagar la U y la pensión. En uno de esos concursos conocí a un jurado que me ofreció trabajo en un grupo y trabajaba en el día en Ticopager, estudiaba por las noches de lunes a jueves y los fines de semana trabajaba cantando en varios bares de San José”, comentó el abogado.

Primero trabajó de forma independiente y desde hace cuatro años es el jefe del departamento legal en la empresa para la que trabaja.

“Después de que terminé los estudios, dejé de cantar, por respeto a los clientes, pero me contactó Alejandra Francois, con la que aún trabajo de vez en cuando en presentaciones con el show Divos y por lo menos cada seis meses hacemos un concierto en El Observatorio o el Jazz Café Escazú”.

Tiende la mano

Actualmente, le tiende la mano a sus coterráneos haciendo obra social, con declaraciones juradas a precios más cómodos y si la situación económica de la persona no le permite pagar, se lo regala. Les ayuda con consejos o autenticando algún documento.

“Sé que hay gente que no viene a hacer daño, pero sí está pasando una situación difícil y andan buscando trabajo en lo que sea y si uno los puede ayudar, los coloca”, comentó Salinas.

Francisco siente que actualmente la percepción del tico sobre los nicaragüenses ha cambiado, ya no lo encasilla tanto como antes.

“Ya nos perciben casi como una necesidad para la fase productiva del país. Las noticias han ido cambiando en ese sentido y saben que para las cosechas del café, es urgente y necesaria la presencia de un importante grupo de nicaragüenses que vienen, para ello específicamente o para construcción. La percepción que nos tienen ahora es que somos personas muy trabajadoras, que siempre ha sido así, pero ahora lo notan”.

Karen Fernández

Karen Fernández

Periodista con una licenciatura en Producción de Medios. Forma parte del equipo de Nuestro Tema y tengo experiencia en la cobertura de noticias de espectáculos, religiosos, salud, deportes y nacionales. Trabajo en Grupo Nacion desde el 2011.

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