Nicaragüense llegó a Costa Rica llena de sueños y ya está cumpliendo uno

María Fernanda Obregón es una joven nicaragüense que llegó a Costa Rica llena de sueños y ya está cumpliendo uno de los más importantes.

Ella vive en Liberia y tiene un negocito familiar, un restaurante llamado Cosigüina, el cual le recuerda su natal Nicaragua porque ofrece el delicioso sabor de la cuchara del vecino país del norte.

En una entrevista con La Teja contó cómo ha ido construyendo su proyecto y qué ha sido lo más complicado.

— ¿Hace cuánto vive en Costa Rica?

Me vine para acá, a Liberia, en setiembre del 2018. Empecé trabajando en hotelería, yo había estudiado gastronomía y entonces estaba como pastelera en un hotel.

Luego, en el 2022 se vino mi papá (Guillermo Enrique Obregón) y quería que pusiéramos un proyecto juntos, así que pusimos el negocio que en un principio era solo de carne asada.

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— ¿Cómo eligieron el nombre para el restaurante?

Mis hermanos y yo crecimos en Chinandega y el volcán Cosigüina es superfamoso allá, una vez fuimos a verlo en familia y a mi papá le gusta mucho ese lugar, por ahí viene. La idea es, si algún día ponemos una cadena de restaurantes, bautizarlos como toda la cadena volcánica.

— ¿Cuesta mucho empezar una vida en un país ajeno?

A uno nunca se le quita ese sentimiento por la patria, aunque estemos cerquita de Nicaragua es totalmente distinto. Yo estudié gastronomía y quería poner un restaurante en Nicaragua y salir adelante allá, pero las circunstancias del país me obligaron a buscar oportunidades fuera.

— ¿Cómo empezó el negocio?

Empezamos con una esquinita y con casi que lo básico, vendíamos carnes asadas en el centro de Liberia. También vendíamos gallo pinto con maduro y queso frito, eso era todo el menú, habíamos conseguido solo una parrilla y un fogón. Poco a poco empezamos a hacer pruebas, algunas le gustaban a la gente de aquí y otras no, fuimos conociendo qué era lo que querían comer las personas.

Luego incorporamos los nacatamales, una señora nos los hacía, pero ahora los hacemos nosotros mismos. Poco a poco el menú se ha ido extendiendo, ya tenemos almuerzos y pasamos de tener una esquinita con una mesita a un local un poco más grande, con cinco mesas. Extendimos la cocina, ya tenemos sartenes y otras cosas, estamos en la lucha.

— ¿Cuál es el platillo más gustado por los clientes?

El baho, se hace al vapor, es de cocción lenta y va envuelto en hojas de plátano. La esencia del baho es que la carne va a hacer la que le va a dar sabor a los otros ingredientes, la yuca, el maduro el plátano, la ensalada. Lo hacemos una vez al mes por la preparación, pero la gente lo espera mucho y pregunta que cuándo hacemos.

También tenemos carne asada, churrasco, tajadas con queso, tacos, enchiladas, tostones con queso, chancho con yuca, almuerzos, entre otras cosas.

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— Además de su papá y usted, ¿alguien más trabaja en el local?

Sí, Lenia Carolina Bustos, que es nuestra cocinera, ella nos ayuda muchísimo. Yo sigo trabajando en hotelería porque hay días no tan buenos en el restaurante, entonces necesito ese otro ingreso, pero las mañana y mis días libres los dedico al negocio.

— ¿Qué es lo que más le ha gustado de Costa Rica?

Las oportunidades que hay y que la gente es bastante educada. Hay que borrar ese estigma de que entre Nicaragua y Costa Rica hay rivalidad, mi historia ha sido completamente distinta, me han recibido con los brazos abiertos, este es un país muy lindo y del que hay que aprender mucho.

— ¿Cómo ve su vida en el futuro?

Mi sueño es que nuestra empresa familiar siga creciendo. Me veo formando una familia y siempre participando en el negocio, quiero un día dejarlo todo y dedicarme de lleno a mi negocio o, por qué no, varios negocios, y que sean de la familia. Nuestra comida es una manera de mantener nuestras raíces, por eso se disfruta tanto.

— ¿Qué mensaje da a quienes quieren poner su propio negocio, pero tienen miedo?

El miedo siempre va a estar, en cada decisión se siente miedo, hay que saber que no todo funciona, pero se puede ir probando y pedir ayuda cuando se necesite porque realmente uno solo es muy difícil.

Hay días muy duros cuando se empieza un emprendimiento y claro, hay momentos en donde de repente, por razones que uno no entiende, las ventas pueden bajar y uno cree que tal vez está haciendo las cosas mal, pero hay que confiar en lo que se está haciendo y seguir poniéndole ganas porque en algún momento la moneda se va a voltear y vamos a ir hacia adelante.

El restaurante está en el centro de Liberia y abre del mediodía a las 9 de la noche de lunes a viernes. Los sábados el horario es de 5 de la tarde a 9 de la noche y los domingos está cerrado.