Doña Margarita Salas Sánchez es una herediana de la pura cepa, ella tiene 63 años y siempre recuerda con mucho cariño la devoción que se vivía en La Puebla de Heredia cuando llegaba la Semana Santa.
Explica que sus papás les contaban historias sobre esos días santos que, por ser todavía el país muy inocente en muchos campos, ella y sus amiguitos se las creían completamente y hacían mucho caso de todas las advertencias.
“Siempre recordaré que mamá nos decía que si cogíamos un cuchillo el Viernes Santo nos cortábamos de fijo, por eso ni a palos tocábamos un cuchillo ese día. Nos daba horror pensar en ir a un río porque nos advertían que nos convertiríamos en sirenas y que si nos portábamos mal en Semana Santa nos tragaba la tierra... uno se creía todo eso y se lo creía en serio”, recordó.
Jamás olvidará como esos días santos eran para hacer comida casera y conversar en familia, nada de gritos o problemas, jamás, era prohibido discutir.
“Se entendía muy bien lo que se celebraba y por eso uno andaba siempre rezando, en procesiones o en misa, por eso nadie discutía, estábamos muy ocupados disfrutando a Dios”, comentó.
Por supuesto que recuerda con mucho cariño aquellas ollas de arroz con bacalao que hacían en su casa, el pancito casero y como en la calle todo estaba cerrado, no se veía ni un carro, mucho menos buses o taxis y las cantinas pasaban cerradas.
“La gente respetaba mucho, ahora no”, aseguró.