En la tradicional misa de este 2 de agosto la Iglesia católica siempre aprovecha para enviar un mensaje al pueblo y también a los jerarcas del Gobierno que se hacen presentes en la celebración.
En esta ocasión, además del presidente Rodrigo Chaves, su esposa Signe Zeikate, y la hija de ambos, Isabella, asistieron jerarcas como Nogui Acosta, ministro de Hacienda; Mario Zamora, ministro de Seguridad y Natalia Díaz, ministra de la Presidencia.
Además, Gerald Campos, ministro de Justicia, Sthepan Brunner, vicepresidente de la República y los diputados Óscar Izquierdo y Paulina Ramírez de Liberación Nacional, Alejandro Pacheco de la Unidad Social Cristiana y Paola Nájera de Progreso Social Democrático.
Este año el encargado de dar ese mensaje en la eucaristía fue monseñor Juan Miguel Castro, obispo de San Isidro del General, quien entre sus palabras pidió valorar a la mujer.
“Hemos querido exhortarles a valorar a la mujer, bendita entre todas las mujeres, como la Madre del Hijo de Dios y discípula del Señor, como el camino para llegar a aquél que nos dio la salvación y nos llama a vivir el mandamiento del amor. Por eso, le pedimos que nos muestre a Jesús”, expresó.
El sacerdote fue claro en decir que para que nuestro país vaya por buen camino es necesario seguir los mandamientos y enseñanzas del Señor y no darle rienda suelta al libertinaje.
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“Nuestra realidad nacional, e incluso internacional, carece de la escucha fiel de la voluntad de Dios: el mundo se debate entre la guerra y la paz, la injusticia y la justicia, la verdad y la mentira, el odio y el amor, el placer desordenado y el amor verdadero, lo banal y lo fundamental.
“Niños agredidos por sus propios padres, ancianos abandonados por sus propios hijos, familias viviendo en condiciones infrahumanas mientras que otras en la opulencia, gracias al narcotráfico y el blanqueado de capitales en perjuicio de la dignidad humana y el respeto a las leyes de la república.
“En este sentido, exhortamos a las autoridades civiles propiciar políticas estatales a favor de la seguridad social de los costarricenses para vivir en armonía los unos con los otros”, manifestó el religioso, quien mantuvo durante la homilía un tono conciliador.
Urgen acciones
Monseñor reconoció que hay mucho por hacer en cuanto a los problemas sociales que se viven como el desempleo, la desigualdad, la actual ola de violencia, la pobreza, entre otros, pero defendió que estos no se deben a falta de Dios, sino más bien a la desobediencia de la gente.
“No es que Dios nos ha abandonado ni la madre de Jesús ha dejado de interceder por nosotros, sino que nosotros lo hemos abandonado, hemos cambiado su rostro por otros rostros de dioses falsos.
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“Como la opulencia, la injusticia, la desobediencia, el poder para manipular las conciencias de nuestros niños, adolescentes y jóvenes con ideologías nefastas que promueven el libertinaje y el desorden social en perjuicio de la familia y la institucionalidad del Estado de derecho de nuestra República y cuyo origen está en la ausencia de Dios en la vida familiar y social de este país.
“Por ejemplo, preferimos gastar dinero en campañas a favor de la anticoncepción en lugar de promover una sana convivencia afectiva y reproductiva, promover leyes defensoras de los derechos de los niños y adolescentes sin considerar sus deberes familiares y cívicos de manera equitativa. Signos reveladores que estamos alejándonos cada vez más de nuestro Dios”, aseguró el sacerdote.
Luego de la misa el presidente de la República, Rodrigo Chaves, dio unas pocas palabras en las que dijo que escuchó el mensaje y tratará de buscar la igualdad social.
“Es un día maravilloso. El pensar que la Reina de los Ángeles no vino dónde un comandante militar, no vino dónde un terrateniente, ¿quién se la encontró? Juana Pereira, una indígena recogiendo leña, ee la parte más humilde de nuestra sociedad hace 388 años y ese es el llamado que creo yo, debemos seguir todos los que creemos en un ser superior para que en este país las Juanas Pereira no se vuelvan invisibles y olvidadas”, manifestó el mandatario.