El presidente Rodrigo Chaves, quien desde inicios de la década de los años 90 (siglo pasado) ha ocupado importantes cargos fuera del país, volvió a aparecer por estos lados en el 2019.
Posiblemente por convivir entre tantas culturas haya olvidado algunas formas de ser del tico, porque solo así me explico que en medio de la quinta ola del covid-19, justo cuando empezaron a dispararse otra vez los casos, elimine la obligatoriedad de la mascarilla y se le ocurra “instar” a los patronos públicos y privados a no castigar con el despido el incumplimineto de no vacunarse.
Chaves olvidó la idiosincracia del tico: si le dan la mano agarra el codo y más arriba. Qué pasaría si dejamos que nuestros hijos elijan si estudian o no para el examen.
En nuestro ADN viene el gusto por encontrar portillos para brincarnos la ley, como el semáforo en rojo o colarnos en una fila, nos encanta jugar de vivillos y por eso nos tienen que marcar la cancha.
En el tema de las mascarillas con gran claridad nos explica el demógrafo Luis Rosero por qué deben usarse: “Si uno compara una persona de 80 años y una de 25 y las dos se contagian de covid-19, tiene 300 veces más probabilidad de fallecer el adulto mayor.
“Una persona de 25 años, a la hora de tomar la decisión de me contagio o no, tiene una visión sesgada porque probablemente el covid-19 no va a ser más que una gripe, pero si por contagiarse él se va a producir una cadena de contagios que va a llevar el virus a una persona de 85 años, esa persona sí tiene una altísima probabilidad de que fallezca y por eso es que proyectamos que va a haber un aumento en la cantidad de muertes”.
Don Rodrigo definitivamente calculó muy mal, y eso que es bueno para los números.