La noticia de este jueves de que el fallecido expresidente liberacionista don Luis Alberto Monge, quien nos gobernó de 1986 al 90, había dejado la petición de que lo clonaran me sorprendió, supongo que a la mayoría de ticos también.
Lo primero que se me vino a la jupa fue que ya había sido mucho, con demasiado, que nos dejara a sus sobrinos, ambos frustrados excandidatos presidenciales, Rolando Araya Monge y su hermano Johnny, alcalde de San José. Algo así como el que no quiere caldo dos tazas.
Es justo recordar que don Luis Alberto, quien falleció el 29 de noviembre del 2016, fue un político muy querido al que le tocó gobernar en un periodo muy difícil durante la guerra en centroamérica, en la cual gringos y soviéticos ponían las armas, y nuestros pueblos los muertos.
Y para que las nuevas generaciones tengan idea de lo feo que fue ese asunto, como reliquia todavía queda, y matando a su gente en Nicaragua para no perder la costumbre, el dictador Daniel Ortega, engendro de ese sangriento conflicto armado de la década de los ochenta.
Me imagino que ya muchas mujeres, desde el momento que se dio la noticia, pensaron en lo genial que sería que se clonara el ministro de Salud, Dr. Daniel Salas.
Sin embargo esta decisión póstuma de don Luis Alberto a mí más bien me puso a temblar. Lo que me alarma es que como los ticos somos como monos, que todo lo imitamos, el expresidente ponga de moda la clonación sobre todo entre los del mundo de la farándula, y no sé por qué de pronto se me vino a la mente el “cantante” Bryan Ganoza y me agarró un susto...