Los aires navideños, las bellas tardes, el respiro porque este año se acaba, la esperanza de que pronto tendremos la vacuna contra el covid-19 nos están jugando en contra porque la gente está cansada, reventada emocionalmente del confinamiento.
Por eso se ve tanta gente en la calle jugándosela a pesar del coronavirus, por lo que nos podríamos volver a llevar un martillazo que sería fatal para los comercios que han tenido un leve repunte.
Especialistas de la Universidad Hispanoamericana han puesto el dedo en la llaga: las personas pemanecen cada vez menos tiempo en sus casas.
“Y en este momento, diciembre del 2020, nuestros sistemas de seguridad social están a unas decenas, o quizás menos de camas, de un colapso total”, advierte el informe de la UH.
“Costa Rica no está en capacidad de mantener un aumento importante de casos por encima de los que ya tenemos, y si esto sucede, va a ocurrir el colapso hospitalario, así como el aumento de la mortalidad, y vamos a ver el mismo efecto catastrófico que se ha visto en otros países”.
A lo que podemos apelar, se me ocurre, es buscar un equilibrio y este solo se logra defendiendo nuestra burbuja, por difícil que sea, sin que nadie entre en ella y nosotros tampoco meternos en otras.
Y en posibles reuniones durante estos días debe imponerse la desconfianza, el uso de la mascarilla, el mantemimiento de la distancia, que los encuentros sean en lugares abiertos, al aire libre y si es en la casa, en espacios muy bien ventilados y nada de estar apelotados en salas o comedores. La vacunación ya está cerca.