Los habitantes de los barrios del sur de la capital, ni ningún costarricense, deberían estar pasando penurias por la falta de agua.
La situación en esta populosa zona es tan angustiante por tantas horas a secas y el irrespesto a las horas de de los cortes y el regreso del líquido, que los vecinos de los Hatillos y barrio Cuba se han lanzado a las calles a protestar contra AyA.
El asunto se hace más dramático con la amenaza del coronavirus y todas las medidas higiénicas que se requieren.
La Cámara Costarricense de la Construcción (CCC) asegura que esos dramáticos escenarios de casas sucias, ropa sin lavar, problemas para cocinar y el aseo personal se evitarían si AyA funcionara como Dios manda.
Su presidente Esteban Acón enfatiza: “Urge una intervención inmediata de la entidad por la importancia del agua para la salud de la población y los efectos sobre el crecimiento económico del país”, asegura.
Acón agrega: “En Costa Rica caen en promedio casi 3.000 milímetros (mm) de lluvia por año, esos son más de 150.000 millones de metros cúbicos (m3) de lluvia o 30.000 m3 por habitante anualmente. No es posible que AyA no pueda garantizar 100 m3 por persona cada año.
“AyA tiene entre un 47% y un 50% de agua no contabilizada (pérdidas y consumos no facturados), muy por encima de los estándares aceptables, según Aresep”.
Los números no mienten. Yamileth Astorga, presidenta ejecutiva del AyA, y su equipo deben poner las barbas en remojo porque cada verano se repite la misma historia de cortes y racionamientos, pero esta temporada llegó con coronavirus.