Ya es mucho con demasiado con este berrinchoso de 40 años, quien debería comportarse como adulto y a la altura de su investidura.
Ya suficiente con el diputado Melvin Núñez, de Restauración Nacional, quien debería ser un abanderado en esta angustiante guerra contra el covid-19.
Para ver si al chiquito lo ponen a derecho con la vacuna, el Directorio de la Asamblea Legislativa evalúa si puede obligarlo a aplicarse la dosis porque es el único legislador que no lo ha hecho.
“Que crea yo en la vacuna, que sea efectiva y que sea la última maravilla, no”, ha dicho. De esa forma ofende la memoria de todos los costarricenses fallecidos a causa del virus, y en especial a los que murieron esperando la llegada de la vacuna.
Esta luminaria porteña alega que la campaña de vacunación es un experimento y, en reiteradas ocasiones, ha dicho que no cree en su efectividad. También abandonó el Hospital Psiquiátrico, donde estuvo internado por complicaciones del coronavirus. Lástima que no aprovechó su internamiento para hacerse un examen craneal.
El Directorio envió consultas al Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) y a la Dirección de Asuntos Jurídicos de la Asamblea, para no cometer alguna imprudencia legal. ¡Válgame Dios, tiempo y plata desperdiciados!
El abogado Álvaro Aguilar explica: “Toda vacuna declarada obligatoria por la Comisión Nacional de Vacunación y Epidemiología debe aplicarse, según lo dispuesto por las leyes y como fue avalado por la Sala Constitucional. Las excepciones de carácter médico deben analizarse individualmente”.
Y la excepción de carácter médico de Núñez no existe, salvo que contemplen a quienes se les mete el agua.