El exdiputado brumoso Marco Vinicio Redondo propuso un proyecto de ley para cambiarle le nombre al cantón de Oreamuno por Irazú.
Él mismo reconoce que es algo que despertará las pasiones de muchos, pero busca con ello darle una identidad al cantón que lo vio nacer.
“No hay un verdadero arraigo entre los habitantes de los cuatro distritos de Oreamuno (San Rafael, Cot, Potrero Cerrado y Santa Rosa) por el cantón. No hay nada que nos identifique con el nombre e incluso si usted le pregunta a cualquiera que dónde queda el volcán Irazú, le dirán que en Cartago, cuando realmente se ubica en nuestro cantón”, explicó Redondo.
Agregó que en cambio el nombre Irazú, que es de origen aborigen, los evoca a las raíces autóctonas del cantón y que se perdieron a su criterio por un favor político.
“Nos remite a Cot, al cholo del pueblo que sobrevivió a la colonización. Es una excepción en el Área Metropolitana. Existió una tribu llamada Irazú que se ubicaba en el distrito de Potrero Cerrado y ahí se han encontrado rastros de asentamientos indígenas. Podríamos encontrar una identidad en el pueblo prehispánico que ha sobrevivido más de 500 años. Hay una riqueza enterrada que podría explotarse”, recalcó el exlegislador.
A criterio de Redondo, esto le permitiría al cantón poder generar un desarollo agroecoturístico y agroindustrial. Lo que puede abrir nuevas oportunidades en turismo ecosostenible y cultural. El volcán Irazú y el Sanatorio Durán son dos de los atractivos turísticos del cantón.
En contra
Aunque la intención es buena, los vecinos no parecen estar muy de acuerdo con la iniciativa.
Una de ellas es Aracelly Coto, vecina de Cipreses de Oreamuno, a quien no le parece la idea porque habría que cambiar un montón de cosas.
“Ya nos nos llamaríamos oreamunenses, ¿ahora qué seríamos irazuceños o irazucenses? Mucho enredo, tenemos toda la vida pensando que nos llamamos Oreamuno, sería difícil acostumbrarse. Además, Irazú es el volcán, no es Oreamuno”, explicó Coto.
A Coto, quien es pensionada, sí le parece importante rescatar las raíces indígenas.
Por su parte, al periodista Adrián Marrero, vecino de San Rafael, dijo que la mayoría de vecinos prefieren conservar el nombre actual.
“Cambiarlo por Irazú no subsana las diferencias entre distritos, incluso, en dado caso debería ser Churuca que es como nos conocen y también es un nombre indígena”, comentó Marrero.
Lo que sí coincidió es en la importancia de generar mayor atractivo turístico, pero para ello dijo que el ICT debería devolverles el volcán, pues lo que se genera por su visitación, no queda en el cantón.
El que parece estar más de acuerdo es don Jorge Calderón, también de San Rafael, quien indica que estuvo hablando con Redondo al respecto hace poco y le suena la intención del proyecto, pero siente que para lograrlo se necesita un cambio de actitud de los pobladores y no un cambio de nombre.
La regidora suplente Maribel Calvo asegura que varios vecinos se le han acercado preocupados para consultarle cómo pueden oponerse al proyecto y hasta están organizando la recolección de firmas para llevárselas a los diputados de la provincia que estarían viendo el proyecto.
Según le dijeron dichos vecinos, sienten que no es algo prioritario como sí lo son las necesidades de infraestructura que tienen en varios puentes.
Historia dividida
La historiadora Andrea Jiménez sí apoya el proyecto por razones históricas y cree que se le puso Oreamuno por congraciarse con la distinguida familia.
“El cambio a Irazú nos ayudaría a forjar esa identidad, retomar nuestro origen indígena y crear una marca cantón”, agregó.
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Para el profesor y director de la Cátedra de Historia de la UCR, Tomás Federico Arias, el nombre del cantón está más que merecido en reconocimiento a uno de los hombres más importantes de la historia de nuestro país.
“Oreamuno se fundó en 1914 y se nombró en honor a Francisco Oreamuno Bonilla una de las figuras más determinantes de Costa Rica en la era independentista. Fue de los pocos cartagineses que no participó en la Guerra de Ochomogo ni en la guerra de la Liga por considerar que ese no era el camino para lograr las cosas y tenía razón”, explicó Arias.
Oreamuno fue ministro general en tres gobiernos: Manuel Aguilar, Braulio Carrillo y José María Alfaro, lo que demuestra su capacidad y talento para que tres jefes de Estado confiaran en él. También fue gobernador, alcalde y diputado por Cartago.
Fue diputado Constituyente, honor que solo se otorgaba a los verdaderos líderes para redactar la Constitución Política y fue el primer jefe de Estado electo por voto directo, pero solo estuvo en el cargo 18 días porque renunció y hasta lo llevaron a juicio por incumplimiento de deberes.
Finalmente fue vicepresidente de don Juan Rafael Mora Porras y presidente en ejercicio durante la campaña de 1856, mientras el mandatario estaba acompañando a las tropas costarricenses en las batallas de Santa Rosa y Rivas. Cuando vuelven las tropas don Francisco enferma de cólera y muere tres días después, el 23 de mayo de 1856.
Fue enterrado en una fosa común junto a 100 personas más.
Su nieto Ricardo Jiménez Oreamuno también fue presidente.
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