Cuando a alguien le dicen que tiene un tumor y que le tiene que hacer una biopsia para saber si es benigno o maligno el miedo y la ansiedad crecen, ahora imagínese que un año después aún esté esperando que le hagan el examen.
“Hace un año y un mes me identificaron que tengo un tumor en el cerebro y sigo esperando un espacio para que me hagan una biopsia para saber si ese tumor es maligno o benigno. No estoy hablando de un espacio para que me operen, hablo de que apenas es para que sepan los doctores cómo está mi caso.
“De acuerdo a lo que me he informado es casi un 90% posible que sea un tumor benigno, pero sé que las estadísticas también fallan, puede ser que esté dentro de ese 10% que es maligno. En el caso de que sea maligno, tengo más de un año esperando, o sea, más de un año que pude haber iniciado un tratamiento”.
Este caso en particular nos pide que guardemos su identidad porque sigue esperando que lo atiendan en la Caja Costarricense de Seguro Social (Caja), le da miedo que la agarren contra él por hablar con nosotros y exponer su caso.
Vamos a inventarle el nombre de Randall para este caso, entonces, ¿cómo le ha ido a don Randall con su tumor?
“No les voy a mentir, la primera cita la tuve 10 meses después de que me informaron de mi tumor, fue al San Juan. Después, por ayuda de una pata, me atendieron en otro hospital México.
“Diez meses después, en esa primera cita un neurocirujano revisó los exámenes que me hice en el primer hospital.
“Hago un llamado a la empatía, que se pongan en mis zapatos, ya hay especialistas que saben que tengo un tumor en el cerebro, tengo un año esperando y nada que se inicia algún tratamiento ¿y si es maligno? ¿Ese año perdido podría provocar que ya no se pueda operar mi tumor?”, pregunta, por ahora, al aire, don Randall.
A don Randall le llama la atención que se haga tanta campaña para advertir que el tiempo es fundamental en temas de cáncer.
El propio Ministerio de Salud invierte diciéndole al país en temas como, por ejemplo, cáncer de mama, que la detección temprana salva vidas porque el tratamiento arranca con buen tiempo.
LEA MÁS: Carlos Alvarado confiesa cuál fue su mayor error como presidente de la República
“Tengo muy claro que en estos temas de un posible cáncer si hay algo que ayuda es el tiempo, pero yo sigo esperando que los doctores me hagan una biopsia solamente para saber qué tengo y cómo deben proceder, o sea, nada más es para ver cómo arrancan, ni siquiera hablo de tratamiento porque no se sabe nada de nada todavía”, asegura el paciente.
La UCR lo advierte
Lamentablemente el caso de don Randall no es único, por eso la misma Universidad de Costa Rica (UCR) publicó los resultados de un conversatorio que tituló: “A Costa Rica le urge mejorar el tiempo en el diagnóstico del cáncer”.
“Si se habla de cáncer, Costa Rica afronta una realidad apremiante: el país carece de un tiempo meta definido en la ruta del paciente con esta enfermedad. Esto es crítico.
“Estudios, como el publicado en el 2020 por la Revista Médica Británica, concluyen que por cada mes de retraso en el tratamiento de una persona con cáncer el riesgo de muerte aumenta cerca de un 10 %.
“En Costa Rica, ese riesgo de mortalidad podría llegar a ser de hasta un 50 % más, si se compara con otros países”, explica la UCR.
En el caso de don Randall, si nos apegamos a la revista británica, ya tiene un aumento en su riesgo de muerte del 120%.
Tiempo de vida
Este tema se tocó en el conversatorio “Por unos cuidados más justos: Avanzando hacia una ruta de atención equitativa para un diagnóstico temprano y un manejo oportuno de los pacientes con cáncer”, organizado por la Escuela de Medicina de la UCR y en colaboración con Roche, con la participación de representantes del sector salud, la sociedad civil y la academia.
Si bien no existen estadísticas exactas del tiempo promedio que transcurre entre la referencia por sospecha de cáncer al diagnóstico final del paciente, tres oncólogos nacionales consultados por el doctor el doctor Warner Alpízar, catedrático de la Escuela de Medicina de la UCR, expresaron que en Costa Rica ese tiempo podría durar varios meses sin tener un tope máximo.
“A lo anterior se le debe sumar el tiempo posterior; es decir, aquel que va del diagnóstico al inicio del tratamiento que, en el mejor de los casos, puede darse en cuatro semanas.
“¿Una de las posibles causas de esos tiempos? La falta de especialistas, el cual lleva a largas listas de espera y plazos para el reporte de procedimientos. Estos pueden ir de los seis meses hasta el año”, manifestó el científico a la UCR.
La Caja anunció en noviembre pasado su plan para meterle mano a las largas listas de espera, el cual llamaron: “Menos espera, mejor servicio”.
La Caja aseguró trabajar para contratar más especialistas en áreas como radiología y anestesia, inyectar ¢200 millones para atender las listas de espera y darle la oportunidad al paciente de buscar un centro privado de salud, pagando la Caja una gran parte del tratamiento, entre otras.