El padre Sergio Valverde, de Obras del Espíritu Santo, admiró muchísimo la labor del papa Francisco, por eso le duele mucho su muerte.
Él tuvo la oportunidad de ver cara a cara al santo padre en cuatro ocasiones, pero no fue algo fácil, tuvo que hacer maromas y atreverse a cosas improvisadas para poder acercarse al papa.
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La primera vez que el sacerdote tico vio al papa fue en el 2013, en Río de Janeiro, Brasil, en la Jornada Mundial de la Juventud.
“Me acerqué donde estaba el papa y en medio de todos los jóvenes, pude llegar hasta él y saludarle, darle la mano y decirle ¡Costa Rica! ¡Costa Rica!, me dijo: ‘saludos a los ticos’, fue un momento de cercanía en medio de tanta gente", recordó.
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En el 2015 el padre Sergio viajó a Cuba y tuvo una nueva oportunidad para ver al papa Francisco y como a los tontos ni Dios los quiere, se la jugó bonito y en ese viaje lo tuvo frente a frente en tres ocasiones.
La primera fue en una misa que se llevó a cabo en la Plaza de la Revolución, en La Habana.
“Sabía que sería difícil tenerlo cerca porque había mucha gente, pero logré colarme hasta la tarima donde estaba el papa y me quedé ahí debajo, agachado, y esperé a que saliera. Sabía que se iba a subir al papamóvil y me quedé cerca de una puerta, yo sentía que lo iban a sacar por ahí y así fue.
“Cuando lo vi salir, salí corriendo y lo abracé, él tenía su bracito puesto en la ventana del papamóvil, yo lo agarré y le di besos en el brazo y en la mano, en eso llegó la policía, preguntaron qué pasaba y les dije que yo era un sacerdote tico que quería ver al papa y ya todo pasó”, narró el padre Sergio.
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Abrazó al papa Francisco y lloró un montón
Al día siguiente había programada una misa en la catedral de La Habana para sacerdotes, seminaristas y religiosas y el padre Sergio asistió con la fe de volver a estar cerca del papa, pero cuando llegó se sintió decepcionado.
El templo estaba a reventar y no había forma de que él pudiera acercarse al altar donde estaría el papa, pero se las ingenió y logró el milagro.
“Vi que había una zona especial para personas en sillas de ruedas y sabía que el papa Francisco siempre iba a saludar a los enfermos, pero yo no podía estar ahí. Luego vi que llegaron a dejar a un sacerdote en una silla de ruedas, lo bajaron de un carro y quien lo llevara tenía que ir a estacionar el vehículo, entonces me ofrecí para llevar al padre hasta la zona especial y me quedé cuidándolo, se llamaba Damián.
“Cuando entró el papa, efectivamente hizo lo que creía que iba a hacer y llegó a saludar a los enfermitos, cuando iba llegando donde el padre Damián me le tiré encima, me hinqué y lo abracé, él como que se asustó. Le entregué un cuadrito con una foto de él sosteniendo un chaleco de la Asociación Obras del Espíritu Santo, esa foto se la habían tomado en el Vaticano cuando doña Floribeth Mora me hizo el favor de llevarle el chaleco al papa”, recordó emocionado el cura.
Pero ahí no acabó la historia, al final de la misa el papa Francisco regresó a donde estaban los enfermitos para despedirse y el padre Sergio aprovechó para acercársele de nuevo. Trató de decirle un montón de cosas, pero le salieron solo algunas palabras sueltas: “soy de Costa Rica”, “Obras del Espíritu Santo”.
“Se me quedó viendo y me dijo: ‘los niños, cuida a los niños, cuida a los niños’, fue una emoción tan grande, me quedé ahí llorando como media hora en la Catedral, eso me tocó el corazón.
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Un gran regalo antes de morir
El padre Sergio dice que aunque la Iglesia católica vive un gran dolor por la muerte del papa Francisco, también debe haber alegría y satisfacción porque el sumo pontífice cumplió con la misión encomendada por Dios hasta el último momento.
Pese a que estuvo muy enfermo y se escuchó el rumor de que el papa renunciaría, se sacrificó y soportó hasta el último momento.
“Con sumo pesar, hemos recibido la noticia de la muerte. Después de la alegría de la Pascua, el gozo de la resurrección y, además, de haber visto al papa Francisco, sentíamos que se estaba recuperando, se le vio en Roma cuando salió a saludar, creíamos que era el inicio de una recuperación importante, pero bueno, más bien vemos que Dios, con su infinita misericordia, le ha permitido salir a despedirse del rebaño que tanto amó, por el cual entregó su vida.
El religioso dijo también que ahora se viene un proceso crucial para la iglesia, con la elección del nuevo papa, el cual, según él, tiene la barda muy alta.
“La iglesia se prepara para el cónclave, que será después de las honras fúnebres, porque estarán preparando un funeral de Estado. Para el cónclave ya los cardenales del mundo entero se preparan para encontrarse en Roma para elegir al sucesor de Francisco.
“No cabe la menor duda de que el nuevo papa que el Señor nos vaya a regalar, pues bueno, deberá cumplir con unas expectativas muy altas, un seguimiento a la pastoral con cercanía a los más vulnerables, así como la sencillez, hasta la espontaneidad del papa Francisco que en eso era todo un maestro. Fue un papa muy humilde, sencillo”.