Los primos César y Hugo Gutiérrez, llegaron el lunes 29 de junio a trabajar a una construcción y tuvieron contacto con dos compañeros que ignoraban que estaban contagiados de covid-19.
Un día después a esos dos conocidos los mandaron del trabajo para la casa y les hicieron la prueba, porque empezaron las sospechas de que podían tener el peligroso virus.
Los resultados llegaron el viernes 3 de julio y eran positivos. Para ese momento Hugo, de 29 años, ya tenía síntomas, como dolor de cuerpo y fiebre, por lo que se fue al hospital de Cartago para que a él también le hicieran la prueba. En cambio César se sentía bien.
“Yo me sentía normal y ese viernes me fui para el trabajo. Cuando a las dos personas que nos visitaron les dieron los resultados, a mí también me mandaron para la casa por prevención. Además, me pidieron que me hiciera la prueba, que es un poco incómoda porque le meten a uno como un aplicador por la nariz. Yo no creía estar contagiado, solo sentía un leve dolor de garganta, pero no tenía fiebre ni nada”, contó César de 30 años.
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“El domingo 5 de julio me llegó la orden sanitaria que me impedía salir de mi casa (aunque todavía no tenía el resultado de la prueba). Un día después a mi primo Hugo le dieron el resultado, estaba contagiado de coronavirus, ya para ese momento él había perdido el olfato y el gusto y seguía con gripe. Como yo estaba bien me encargué de cuidarlo, yo era el que cocinaba, limpiaba, desinfectaba la casa, hacía todo mientras él estaba aislado en su cuarto”, agregó.
Dura sorpresa
El miércoles 8 de julio llegó el resultado de César y le confirmaron que estaba contagiado.
“Estaba muy sorprendido, pero bueno, tenía que cuidarme mucho. Como estaba asintomático pude seguir haciendo las cosas de la casa. En la segunda semana del aislamiento dejé que mi primo saliera del cuarto porque ya no tenia síntomas, pero en esos días fue cuando yo me puse un poco mal.
“Probablemente por la falta de descanso me debilité y me dieron los síntomas al final, sentía dolor de garganta y gripe, pero gracias a Dios mi primo y yo logramos salir de eso”, contó el vecino de Cartago centro.
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César dice que mientras estuvieron aislados nunca les faltó nada porque siempre hubo buenos samaritanos que les pegaron un empujón.
“Una prima que vive cerca de mi casa siempre estuvo atenta de ver si necesitábamos algo. Los vecinos del barrio en el que crecí, en Tuis de Turrialba, reunieron víveres y una hermana mía nos los vino a dejar, además, varias personas de Dulce Nombre de Cartago nos dieron también una colaboración, a todos les estamos muy agradecidos”, contó.
“Soy consciente de que la enfermedad que tuve fue grave y le agradezco a Dios que no sufrí complicaciones y no tuve que estar internado. También le doy las gracias a muchas personas que oraron por mí, para que saliera adelante, yo ahora oro por ellos, para que no se contagien de covid”, dijo Gutiérrez.
Él y su primo ya regresaron a trabajar como fontaneros en un edificio de construcción donde laboran desde hace dos meses. César dice que él antes era salonero en un hotel, pero debido a la pandemia le suspendieron el contrato indefinidamente, gracias a Dios ya consiguió ese nuevo brete.
El turrialbeño dice que se siente orgulloso de haber superado el virus y le pide a la gente que se cuide muchísimo.
Las autoridades de Salud le recuerdan a la población que para prevenir el contagio lo principal es el constante lavado de manos, mantener el distanciamiento social y usar careta o cubrebocas siempre que sale de casa.