El Gobierno de Rodrigo Chaves podría quedar en la historia como el primero en no tener ni un solo presidente legislativo oficialista en los cuatro años de administración.
Ya estamos a unos días del 1 de mayo y todo parece indicar que los diputados del Partido Progreso Social Democrático no harán ni siquiera el intento de proponer a uno de ellos para que presida el Congreso, ya que saben que no contarían con los 29 votos necesarios. En los dos años anteriores tampoco lo hicieron.
Los legisladores oficialistas y sobre todo Chaves se han encargado de dinamitar los puentes para lograr consensos.
La diputada Pilar Cisneros reconoció la debilidad que tienen en el Congreso y confirmó que ni le harán tiro a alguno de los puestos del Directorio Legislativo.
“Somos realistas: nuestra fracción es de ocho de 57. Tampoco nos interesan puestos en el directorio para hacer un óleo de nombramientos como hacen los partidos tradicionales.
“Nosotros seguimos trabajando con metas muy claras por sacar los proyectos país”, manifestó la legisladora.
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Falta negociación
El politólogo Gustavo Araya dijo que el que el oficialismo no logre obtener la presidencia del Congreso se debe a la falta de capacidad de negociar, ya que hasta el PAC en sus dos gobiernos lo logró, pese a que no eran mayoría.
“Este primero de mayo tiene una diferencia con respecto a todos los anteriores, porque además de ser un Gobierno que pareciera no va a tener la presidencia del Congreso en los cuatro años, lo otro que sucedería es que por primera vez el Gobierno necesita de una alianza para tener un directorio político que resuelva en favor de convertirlo en un partido mayoritario.
“Los partidos Unidad Social Cristiana, Liberación Nacional, Liberal Progresista, Nueva República y obviamente el bloque oficialista, requieren que la configuración que se vaya a dar sea lo suficientemente fuerte para hacer una diferencia en los próximos dos años”, expresó Araya.
El politólogo añadió que este Gobierno ha pasado dos años prácticamente con una narrativa calificada como discurso de odio, creadora de crisis, entre otros, y que no tiene un solo logro real o significativo.
“Prácticamente todos los gobiernos han tenido al menos una obra relevante y este decidió que su obra relevante iba a ser Ciudad Gobierno, pero quedó frenada. Todos los campos: salud, educación, infraestructura, ambiente, seguridad, están peor que como las recibió”, agregó.
El politólogo dice que el Poder Ejecutivo se ha caracterizado por querer ejecutar sus planes a como él quiere, lo permita la ley o no, por eso la Contraloría se ha vuelto su peor enemiga, porque lo obliga a respetar la ley.
“El Gobierno está en una paradoja, porque está entre asumir el compromiso para comandar el directorio político de la Asamblea Legislativa para pasar una serie de proyectos, entre ellos la modificación que les permitiría crear Ciudad Gobierno, creando una nueva ley, pero pareciera que los partidos políticos de esta alianza con el Gobierno no están dispuestos a esos límites, no están dispuestos a que haya exabruptos con el Gobierno cuando algo salga mal”, expresó.
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Sin arte
El historiador Arnaldo Moya cree que el hecho de que este Gobierno no logre la presidencia del Congreso ni un solo año, no es tan grave como su falta de capacidad para negociar.
“Lo primero que hay que decir es que sí se deberían establecer negociaciones entre el aparato oficial y los otros partidos. Se ha llamado a la cordura, a la negociación, a establecer alianzas, pero nosotros ya hemos visto cómo se dinamitan los puentes y no es que se dinamitaron hace tiempo, no, se dinamitaron la semana pasada.
“Puede que el oficialismo no llegue a la presidencia del Congreso, pero debería establecer algún tipo de negociaciones y alianzas para que las metas del oficialismo de algún modo triunfen, pero ni una cosa ni la otra, porque el partido oficial no llega a la presidencia de la Asamblea Legislativa, pero tampoco logra amarrar las negociaciones”, consideró.
El historiador dice que a este Gobierno le ha faltado arte y disposición.
“La política es el arte de gobernar, pero aquí no hay ningún arte, nos damos cuenta que desdichadamente no se establecen negociaciones, no puede haber reconciliación, en vez de enmendar lo que se ha hecho y toda la gravedad de los asuntos, pareciera ser que se tiende a ser más negativo, a dinamitar más profundamente los puentes.
“Para establecer consensos debe haber una mayor madurez de parte del Ejecutivo y hemos visto todo lo contrario, ya pasaron dos años y no sería nada extraño que los siguientes dos años sigamos con la inmadurez con que se han tratado los negocios del Estado costarricense a nivel del Ejecutivo y bueno, no puede romper con la Asamblea Legislativa porque es el primer poder de la República, pero parece que eso no lo tiene suficientemente claro el Ejecutivo y por eso estamos dónde estamos. Es como una competencia de adolescentes, aquí no hay madurez política”.