San Ramón Nonato es el patrono del cantón alajuelense que lleva su nombre y Carmen Moya, vecina del lugar, conoce muy bien de lo que es capaz el santo.
La moncheña tuvo un embarazo normal hasta los ocho meses, cuando le diagnosticaron preeclampsia (aumento en la presión arterial) que la mandó de emergencia al hospital México, donde le dijeron que le tendrían que sacar al bebito.
Eso sí, había que esperar unos días para que los pulmones del niño maduraran y tuviera mayores probabilidades de sobrevivir.
Con temor se armó de fe y le pidió mucho a san Ramón Nonato, quien es patrón de las embarazada y los no nacidos, para que ese pequeño de 900 gramos pudiera nacer.
A las 32 semanas, con pronóstico reservado y para sorpresa de los doctores, el pequeño Juan Pablo Jiménez Moya nació con un peso de un kilo, 250 gramos y, pese a quedarse 19 días en el hospital México y 8 más en el de San Ramón, no tuvo ninguna complicación. Actualmente ya tiene dos meses y 22 días de nacido y pesa 4,5 kilos. Está puros dieces.
Carmen cuenta que en el hospital rezaba la novena con otras embarazadas pidiendo a san Ramón la intercesión por la salud de su bebé, a quien llamó Juan Pablo en honor al papa polaco que ahora es venerado como santo.