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Santiago, un niño lector de la parroquia de Ipís de Goicoechea

Menor tiene 9 años recién cumplidos y 10 meses de formar parte del grupo religioso

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Santiago Marín Aguilar, niño lector de la iglesia Nuestra Señora de Los Ángeles en Ipís de Goicoechea. Foto: Cortesía (Cortesía Yenci Aguilar)

Santiago Marín, de 9 años, es un apasionado de las cosas de la iglesia y de la lectura, por eso no lo pensó mucho para decirle a su madre que quería participar con los lectores en la iglesia Nuestra Señora de los Ángeles en Ipís de Goicoechea.

“Un domingo en misa de seis de la tarde vio a una joven llamada Laura leyendo y me dijo que él también quería ser uno de los lectores y que ¿cómo tenía que hacer para lograrlo?”, recordó la mamá Yensy Aguilar.

En ese momento, como estaban en plena misa y no tenía la respuesta ella le dijo que iba a averiguar y siguieron prestando atención al mensaje.

Pero Santi, fiel a su personalidad hiperactiva aprovechó que era colaborador recogiendo las ofrendas para averiguar por él mismo. Al rato le dijo a su madre que debía asistir a una reunión el miércoles en horas de la noche.

Él aprendió a leer desde el prekinder según nos dijo su mamita, por eso, pese a su corta edad supo ganarse un espacio fijo en el grupo de lectores desde el 28 de mayo del 2018 y participa cada domingo en la misa de las 11 a. m.

La coordinadora del grupo de lectores al que pertenece Santi, Ivannia Martínez lo describe como un niño valiente porque no todos los menores toman la decisión a tan corta edad de asumir la responsabilidad de ponerse frente tanta gente y tratar de hacerlo de la mejor manera. “Eso se lo rescato a él”, agregó.

“Algo que ha caracterizado mucho a la parroquia de Ipís es que los niños sienten ese llamado y jalan más niños. Así llega Santi a la historia de esa evangelización de darle a los niños para que proclamen la palabra y abran esa puerta de cercanía con Dios”, explicó Martínez.

Mucha seguridad

De hecho Santiago nos confesó que él ve muy normal el leer en la misa, y nunca ha sentido nervios al hacerlo.

Como Santi es de los más pequeños, debe apoyarse en un banquito para alcanzar el micrófono del podio de lectura. Foto: Cortesía Yenci Aguilar (Cortesía Yenci Aguilar)

Cada semana rota entre la primera lectura, la segunda, el salmo, las peticiones o el santo rosario y aunque no se reúnen a practicar, sí deben enviarle un audio a Martínez con la parte que les toca para corroborar que la han ensayado previo al domingo.

“Es una práctica para que la proclamación sea lo más clara y concisa posible, porque una mala entonación puede cambiar el significado de todo el mensaje y puede hacer la diferencia en una persona que venga a escuchar la Palabra de Dios. Nosotros en ese momento nos volvemos la voz de Dios. Debemos de disfrutarla y transmitirla con amor”, explicó la coordinadora.

Si bien cada uno tiene una función específica, deben ir preparados con las otras lecturas, pues si alguno se enferma, cualquiera debe estar en capacidad de hacerle frente a lo que le tocaba a otro, algo en lo que el pequeñín también se pone la chema, aunque a veces le cueste entender cómo es que la gente falta a misa.

Para evidenciar el compromiso de Santi, cada domingo debe estar desde las 10:20 a. m. haciendo la oración del lector y recibiendo a los fieles y se van hasta que el padre salga de la iglesia, pero estos días de Semana Santa debe estar hora y media antes con el uniforme, que es una camisa blanca, pantalón negro y la corbata de acuerdo al color litúrgico que corresponda.

Esta Semana Mayor le correspondió participar en la misa del Domingo de Ramos, la del Viernes y Sábado Santos.

Y como no deben ser distractores, una vez concentrados nadie se levanta, ni va al baño y mucho menos ver el teléfono, a menos que esté enfermo y deba hacerlo.

Karen Fernández

Karen Fernández

Periodista con una licenciatura en Producción de Medios. Forma parte del equipo de Nuestro Tema y tengo experiencia en la cobertura de noticias de espectáculos, religiosos, salud, deportes y nacionales. Trabajo en Grupo Nacion desde el 2011.

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