Don Norman Arturo Burke Alfaro, de 57 años, siempre se informó bien y por eso el cáncer de mama no lo tomó por sorpresa
Apenas tuvo los primeros síntomas, se hacía el autoexamen de mamas a diario y semanas después su presentimiento se confirmó: tenía cáncer.
Durante 55 años de vida todo fue normal para este vecino de Santa Lucía de Paraíso, en Cartago, quien no tenía ningún familiar, hombre o mujer, con esta enfermedad, por ahí hubo algunos parientes con cáncer en el estómago, pero no muy cercanos.
"En el 2019, al bañarme, comencé a sentir como si me metieran una aguja en el pecho derecho. De una vez me acordé de toda la información que dan en los medios de comunicación y estaba claro que el cáncer de mama le da también a los hombres, por eso comencé a hacerme el autoexamen todos los días, pero nada, no sentía abultamientos de ningún tipo. Incluso, ni me dolía al levantar los brazos ni tocarme con alguna fuerza.
“Así estuve por varias semanas hasta que un día, en el trabajo, sentí un pinchazo en el seno derecho, pero no le di mucha importancia, seguí trabajando normalmente porque fue solo en el baño, una vez y ya”, recordó don Norman.
Doble operación
Este cartaginés de la pura cepa trabajaba en el colegio Seráfico San Francisco en Cartago, era misceláneo (se pensionó este 2020).
Ese día que sintió el pinchazo en el trabajo, a las nueve de la mañana, se fue a tomar café y una compañera le dijo: ‘¿Qué te pasó ahí? Tiene una mancha café en la camisa’.
"No me había dado cuenta, pero fue una alerta inmediata porque me había salido algo del pezón, un líquido café muy oscuro y por eso me fui directo al hospital Max Peralta de Cartago.
“El doctor me examinó, me apretó el seno derecho y ahí fue cuando salió un montón de líquido café. Jamás olvidaré que me dijo: ‘Ah no, esto no es nada bueno, para nada. Necesito hacerle un ultrasonido urgente’. Fue en ese ultrasonido que salió una manchita negra y sin pensarlo dos veces me refirieron para hacerme una biopsia”, comenta el sobreviviente al recordar aquellos días de julio del 2019.
Al hacerle la biopsia se comprobó que don Norman tenía cáncer de mama y pocos días después, el 9 de octubre del año pasado, entró al quirófano para que le extirparan el seno derecho.
“Gracias a Dios el cáncer no se había ido para otros lados de mi cuerpo, estaba solo ahí”, dice el brumoso.
No necesitó quimioterapia porque los doctores se aseguraron de sacar todo lo malo.
Eso sí, don Norman no salió de los controles, los médicos lo tenían bien vigilado y a cada rato le hacían análisis, fue así como en este 2020, al hacerle un ultrasonido, apareció un nódulo (masa que puede ser cancerosa) en el seno izquierdo. Los doctores no se la jugaron y de una vez lo pasaron al quirófano en marzo pasado.
Misión de educar
"Mi experiencia con el cáncer de seno ha sido muy particular. Cuando comencé a ir a consulta, eran todas mujeres y yo. La gente se queda extrañada, a otros les da risa. Pocos hombres conocen sobre el cáncer de mama, creen que eso es solo para mujeres, pero no, el cáncer de mama también es una realidad masculina.
“Comprendí que tengo una misión, la de educar, la de mostrarme. No me da vergüenza. Los hombres deben entender que a cualquiera le puede pasar. He ido hasta a unas piscinas y yo ando sin camisa, la gente se me queda viendo y a quien me pregunta le doy mi testimonio para que nos cuidemos todos por igual”, asegura.
Un año después, don Norman todavía tiene que cuidarse, con el brazo derecho no puede hacer grandes fuerzas. Solo lo dejan levantar cosas livianas y debe cuidarse de no rasparse o punzarse ese brazo porque tiende a hinchársele. Tampoco le pueden tomar la presión o sacarle sangre en ese brazo.
"La gran lección que me deja el cáncer de mama es que Dios me da una oportunidad más de vivir y fue así porque llegué a tiempo y los doctores corrieron conmigo. Tengo que hablar de mi cáncer para recordarle a los hombres que deben cuidarse.
“He compartido con hombres que no tenían ni la más mínima idea de que a ellos les podía dar cáncer de mama, hay mucho desconocimiento. En el hospital Max Peralta me trataron como un rey en todo momento y eso es fundamental, también mi familia y en el colegio Seráfico el personal y los alumnos. Mi recuperación tan pronta se logra por eso, tuve muchísimos ángeles que me cuidaron y animaron”, aseguró.