Don Jorge Martínez perdió la alegría el domingo pasado cuando su perro, Koda, se perdió.
Él es sobreviviente de cáncer y su mascota se convirtió, en los últimos años, en su compañía inseparable, por lo que estos días han sido muy difíciles.
Jorge Martínez hijo contó que el peludito aprovechó que el portón quedó abierto y salió, pero como no está acostumbrado a andar en la calle, se perdió. El lamentable hecho se dio en San Rafael de Oreamuno, Cartago.
“Mi papá está en cama porque los tratamientos que llevó por el cáncer hicieron que perdiera mucha masa muscular, entonces casi no puede caminar. Pasa acostado y para comer se sienta en la cama, mi mamá es la que lo asiste.
“El domingo, precisamente, mi mamá estaba atendiendo a mi papá y cuando terminó vio que no estaba Koda por ningún lado y luego notó que el portón estaba abierto”, contó.
Don Jorge estaba acostumbrado a pasar todo el día en compañía de su amigo inseparable y ahora que no está siente un gran vacío y hasta se le salen las lágrimas cada vez que en la casa hablan del perrito.
“Nos duele mucho ver a mi papá así, Koda pasaba todo el día con él, prácticamente era un perro terapéutico que lo alegraba en su situación de salud, por eso se había encariñado tanto con él, a todos en la casa nos hace mucha falta”, manifestó Jorge hijo.
Gran terapia
La sicóloga María Ester Flores asegura que, desde todo punto de vista, es muy positivo que las personas que están enfrentando una situación difícil de salud puedan tener contacto con animales.
“Los perritos en particular son como niños, tienen un alma pura, una mirada dulce, no hay ser humano que se resista a la ternura y al amor incondicional que una mascota logra dar, sobre todo los perros que son tan expresivos.
“En cualquier terapia el amor es fundamental, ya sea que venga de la familia, de la pareja o de un animal, todo sentimiento de amor sana. Si el paciente siente ese amor le va a regular el cortisol, la serotonina, las endorfinas, todos los químicos naturales que hay en el cuerpo”, explicó Flores.
La especialista asegura que cuando las personas tienen las sustancias químicas del cuerpo reguladas y además hay un equilibrio en los pensamientos, a través de ese estímulo del amor del perrito, cualquier enfermedad se va a mejorar.
La compañía de los animales es tan buena que incluso en el hospital San Juan de Dios dan terapia a algunos pacientes con perritos.
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Erika Badilla, enfermera especialista en salud mental y coordinadora del proyecto de terapia canina de ese centro médico, explica los beneficios que dan los peluditos.
“Desde el primer contacto un perrito puede hacer una gran diferencia en la recuperación de una persona, desde el momento en que las yemas de los dedos tocan el pelito del animal empieza la estimulación de neurotrasmisores y se liberan hormonas como la oxitocina, serotonina que hacen a la persona sentir bienestar”, dijo Badilla.
“Los pacientes siempre le dicen a uno que el trato amoroso es lo que más los ayuda a recuperarse y, efectivamente, el recibir amor ayuda mucho a superar cualquier situación de salud y en este caso el perrito le da al señor amor incondicional todo el día, es su compañía. No importa que el perrito no esté entrenado porque es algo que ya trae, es cariñoso y apegado a su dueño y eso es lo importante para que tenga un aspecto terapéutico”.
12 años tiene Koda
12 años en la familia
Koda llegó a la casa de don Jorge hace ya doce años cuando era apenas un cachorrito. Es un animalito muy tranquilo y dócil, pasa el día descansando con su dueño y por ratos juega con él.
La familia ha hecho de todo para encontrar al perrito, pero no ha tenido suerte.
“Lo he salido a buscar, he pegado volantes con la foto de él y hemos hecho una campaña fuerte en Facebook. Nos dimos cuenta de que lo vieron en San Blas de Cartago, como a dos kilómetro de la casa de nosotros, una persona nos mandó la foto del perrito que andaba en la calle y sí era él, pero no lo pudo agarrar”, explicó Jorge hijo.
Si usted ha visto el animalito o sabe dónde está y quiere ayudar a devolverle la alegría a don Jorge Martínez, puede llamar al teléfono 8456-5615.
La familia le dará una recompensa a quien los ayude a recuperar su mascota.
“No hay ser humano que se resista a la ternura y al amor incondicional que una mascota logra dar”.
— María Ester Flores, sicóloga