Andrés Azofeifa Monge tiene 23 años, es acosteño y le faltan cuatro años para cumplir con los nueve años del seminario y quedar listo para ser sacerdote. ¿Por qué en estos tiempos todavía hay jóvenes que quieren ser curas? A partir de esa pregunta, pero sobre todo las respuestas, entendimos la realidad de “una persona que siempre ha sentido en su corazón el servicio a los demás”, como él mismo dice.
Lo primero que Andrés deja claro es que, aunque muchos lo piensen, no es un bicho raro y que llevar cinco años en el seminario no significa que vive encerrado.
“Soy un joven normal, como cualquier otro, tengo Facebook celular, salgo con mis amigos de cuando estuve en la universidad o de mi pueblo, Acosta, veo Neftlix, tengo Instagram, pero también, estoy en el seminario enfocando mi vida al servicio de Jesucristo”, comentó.
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Recuerda que su ruta hacia el sacerdocio comenzó cuando tenía 13 años e ingresó a la Pastoral Juvenil de Palmichal de Acosta (como nos destacó, el pueblo del mundialista de Brasil 2014, Marcos Ureña), gracias a que su hermana lo motivó.
“No fue amor a primera vista, de hecho, me quedé en la Pastoral porque me gustó una muchacha, pero conforme me fui metiendo el servicio a los demás me atrapó. Comencé a vivir un Jesús más cercano con la gente, con el servicio, con la ayuda a los otros y al mismo tiempo comencé a darme cuenta que conforme más servía, mejor persona me iba haciendo”, comentó Andrés, quien es gemelo. Su hermano se llama Esteban y la hermana mayor que lo “embarcó” en la Pastoral se llama Alexandra.
Sin embargo, todavía en el cole Andrés no la tenía clara. Sí se enamoró del servicio, pero ni idea le pasaba de ser sacerdote. Al final del cole hizo todas las vueltas de la universidad e ingresó en el 2013 a la carrera de Trabajo Social en la Universidad de Costa Rica (UCR).
Llamado definitivo
“Me encantó ese capítulo universitario, hice lindos amigos que todavía mantengo. De hecho en ese primer año en la universidad hasta novia tuve”, comenta.
En ese mismo 2013 fue a la Jornada Mundial de la Juventud en Brasil y ahí sí sintió ese llamado porque, según explica, pudo vivir la pasión de la Iglesia en personas de todas partes del mundo.
“Pude ver al papa, conviví con gente católica de muchas nacionalidades y eso me abrió totalmente los ojos, ahí sí me decidí a iniciar el proceso”. Fue un proceso que comenzó a escondidas de sus papás y de la novia que tenía, por eso cuando confirmó que lo suyo era el camino sacerdotal terminó con su novia, habló con sus papás e ingresó al seminario.
“Los seminaristas no crecemos solos, necesitamos de todas las personas, de sus oraciones y de su ayuda. Me encanta este camino porque sé que voy a poder trabajar con el corazón de las personas y es a partir del corazón que se pueden lograr los grandes cambios en la humanidad”.
Misa vocacional |
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Este jueves 1 de marzo, a las 7 de la noche, en el gimnasio del Seminario Mayor, en Paso Ancho, se realizará la misa mensual por las vocaciones, la siguiente es el 5 de abril. Tras la misa habrá una visita guiada por las instalaciones del seminario; es una misa abierta al público. |
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Así como Andrés, quien asegura que el camino sacerdotal desde el seminario se vive un día a la vez, una alegría a la vez y una pasión a la vez, hay 173 jóvenes más en estos momentos en el Seminario Mayor en Paso Ancho: la arquidiócesis de San José reporta 54, la de Alajuela 29, Limón 7, San Isidro 17, Tilarán-Liberia 11, Ciudad Quesada 12, Puntarenas 6 y Cartago 37. “Oren por las vocaciones, ocupamos la ayuda de todos”, concluyó el seminarista.