A muchos ticos les puede sonar raro comer tamales en junio, pero para los que están fuera del país, cualquier excusa es buena para llevarse al alma un pedacito de Costa Rica envuelto en hoja de plátano soasada.
Eso es justo lo que hará Sugey Ramírez Vargas, una costarricense de San Isidro de Heredia que vive desde hace 27 años en Miami, y quien este domingo 1 de junio se pondrá el delantal para celebrar una “Tarde Tica” al mejor estilo de los cafetales: con más de 50 piñas de tamales, café caliente y pura música bailable a la tica.
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“Voy a hacer tamales de cerdo, como los de antes, con arroz amarillo, zanahoria, vainica, petipoas y un pedazo grande de carne de cerdo. Algunos me los piden con huevo o garbanzo y también hago de pollo, pero por encargo”, contó Sugey con el orgullo de quien lleva la cuchara desde la cuna.
Aunque diciembre es la época estrella del tamal, muchos hogares ticos lo cocinan también a mitad de año, como para matar el antojo. Y ella se agarró de esa tradición para crear una experiencia que no solo llena la panza, sino el alma de quienes están lejos del terruño.
“Es una forma de unirnos, de recordar nuestras raíces, de tomarnos un cafecito entre ticos. Aquí hace calor, pero igual el tico no perdona el café. Yo tomo café hasta en la playa”, dice entre risas.
Masa con ingrediente secreto
Sugey tiene 48 años y asegura que nunca planeó quedarse tanto tiempo en Estados Unidos.
“Vinimos con mi esposo para trabajar un par de años y devolvernos con platica, pero nos quedamos. Aquí se trabaja mucho, pero se ve el fruto. Un día de trabajo alcanza hasta para ayudar a la familia en Costa Rica, allá no siempre se puede”, reflexiona.
Los tamales no fueron lo primero que comenzó a vender. Hace tres años empezó con repostería casera, empujada por los antojos y la nostalgia.
“Extrañaba el pan casero, el tamal de maicena... comencé a hacerlos y a compartirlos con amigas, hasta que me dijeron: ‘vendalos’”.
Así nació su emprendimiento “La Pulpería Online”, que forma parte del Festival Costarricense, una asociación de mujeres ticas que tienen su negocito en Estados Unidos.
Pero lo de los tamales fue harina de otro costal. Dice que aprendió a hacerlos con su esposo, aunque su mamá los hizo toda la vida.
“Ella los hacía solita y no dejaba que nadie metiera mano porque decía que le agriaban la masa”, recuerda entre risas.
Hoy, su esposo, Rafael Vargas, oriundo de Santa María de Dota, es quien le ayuda a preparar la masa.
“Muchos me dicen que mis tamales saben como los de Dota. ¿Será por él? Yo creo que es una combinación, porque también llevan un ingrediente secreto herediano, de mi tierra”, afirma con picardía.
Más que comida, identidad
Este fin de semana no solo habrá tamales. Sugey también prepara casados con carne, picadillos, arroz, frijoles, maduro y ensalada, sin faltar los gallitos de salchichón ni los tacos.
La reunión está abierta a cualquier tico que ande por Miami o, incluso, en otro estado.
“Nos gusta hacer minieventos para reunirnos, escuchar música, hablar de nuestro amado país y comernos algo que nos conecte con nuestras raíces”, explica.
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Contarán con la presencia del cantante costarricense Yendry (exintegrante de Taboga Band), la animación de Rafa, el dúo Bone Cello (Karla Rojas, quien toca el trombón y Andrea Leeder, el Cello), que animará con ritmos bien ticos.
“Será una tarde llena de sabor, cultura y alegría para toda la comunidad costarricense”, asegura la tamalera.
Y para los que quieran más, ya tienen otro evento en agenda para el 14 de junio en Tampa, Florida. Puede informarse en el Facebook: “Ticos en Florida”.
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“La gente me apoya mucho, gracias a Dios. Es una bendición. Cada tamal que vendo es como darle un abrazo a un compatriota que extraña su tierra”, concluye con emoción.
Y así, con hoja de plátano, sazón herediana y corazón doteño, Sugey nos demuestra que la patria también se puede saborear, incluso a miles de kilómetros de distancia.
Gustico a medio año
La tradición del gustico por los tamales de medio año lo confirma Kattia Fallas, de la tamalera aserriceña Santa Cecilia, ella es hija de doña Cecilia, la fundadora.
“A la gente le encantan los tamales de medio año, eso también reconozco que nosotros vendemos tamales los 365 días. Se disfrutan los tamales en todas las épocas, pero sí hay un gustico especial por esos tamales de medio año”, comenta Kattia.
Doña Mónica López de la Tamalera Corrales, también en Aserrí, nos contó que entre enero y abril sí baja la venta de tamales, pero que llegado mayo y entrado junio, los tamales de medio año se activan con las lluvias y el frío.