Luis Guillermo Castillo es el niño que fue discriminado en su escuela por llevar un farol del Teatro Nacional, que le quedó tan bien hecho que no creían que lo hubiese hecho él.
Su historia fue contada por La Teja el 14 de setiembre y llegó a oídos de la directora del Teatro Nacional, Karina Salguero, quien invitó al menor y su familia para que tuvieran la oportunidad de conocerlo bien por dentro y quien quita, y el próximo año, se mande con otro farol, pero esta vez aún más detallado.
Luis fue acompañado por su papá, Rafael Ángel Castillo, y su mamá, Sandra González, para quienes incluso la visita fue una sorpresa de cumpleaños, pues ninguno de los tres había estado anteriormente en el centenario teatro que este 17 de octubre cumple 125 años de inaugurado.
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Los funcionarios del teatro felicitaron a Luis por su gran talento y lo motivaron a no dejarse apabullar por las palabras de unos cuantos.
“Es un trabajo que nos llena de orgullo y digno de destacar. Un farol puede transformar vidas, esto más allá de la escuela le corresponde a la institución resaltarlo y si todos tenemos la consciencia de verlo como una joya, vamos a conservarlo y cuidarlo”, dijo Salguero.
El pequeño artista tuvo la oportunidad de realizar un recorrido guiado junto a otros turistas de México, República Dominicana y Colombia, entre quienes lo presentaron y mostraron su obra, que cautivó a los presentes.
La familia donó el farol a las autoridades del Teatro, quienes lo conservarán con cariño.
Encantado
Luis es amante de la historia y la geografía por lo que poder conocer un poco más de los entretelones del teatro y cómo se construyó, aportó más a su aprendizaje.
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Con una representación de algunos personajes como el mismísimo Rafael Yglesias Castro, presidente de la República en 1897, cuando se inauguró el teatro, y su esposa, Manuela Rodríguez, los guías contaron de manera entretenida que se tardaron seis años construyéndolo.
Además, le explicaron que muchos de los materiales fueron traídos desde Italia por barco hasta Limón, y luego viajaron por tren y carreta para llegar a San José.
Hasta revelaron algunos secretillos como que las maderas francesas con las que se construyó el piso de “El Foyet”, un amplio salón donde los asistentes al teatro disfrutan del intermedio, se las comieron las termitas y tuvieron que ser sustituidas con maderas nacionales.
Incluso, en este salón se encuentra un lienzo en el cielorraso donde se ve la figura de una mujer vestida de rosado que crea el efecto de que no importa desde qué parte del cuarto uno la mire, ella parece seguirlo con la mirada y como todo niño curioso, Luis se aseguró de verificar el dato y terminó convencido de que así era.
“Me pareció muy bonito el recorrido, no me imaginaba así el teatro, pero lo que más me llamó la atención fue el sistema de polea que maneja todo el escenario”, aseguró Luis asombrado.