“Cuando iniciamos con el restaurante siempre dijimos: seamos los jefes que nosotros quisiéramos tener”.
Algunos conocen a Karla Quesada como terapeuta respiratoria, otros como creadora de contenido en redes sociales o como copropietaria de Pasta Bar. Lo cierto es que esta mujer multifacética lleva la mitad de su vida trabajando.
Con los permisos correspondientes, Karla inició su vida laboral a los 15 años en su natal Golfito. Aunque sus necesidades básicas siempre estuvieron cubiertas, ella tenía el deseo de generar sus propios ingresos por lo que decidió empezar a trabajar los fines de semana y en sus vacaciones del colegio.
A los 18 años se traslada a San José en busca de mejores oportunidades. Empieza a estudiar terapia respiratoria pero en paralelo comienza a trabajar un poco en modelaje, pasarelas y edecanías. Su inicio oficial en redes sociales ocurrió cuando ganó el título Chica Cyzone Costa Rica 2014.
Once años después Karla concentra más de 246 mil seguidores entre Instagram y Tik Tok y tiene más de 420 mil seguidores igual entre las dos redes de Pasta Bar.
Algo que caracteriza a Karla es que siempre se ha tirado al agua. Empezó en el mundo de los emprendimientos en 2017 con Neumos, un consultorio de terapia respiratoria. Actualmente se dedica activamente solo a su negocio Pasta Bar.
Este emprendimiento de comida nace del deseo de querer tener un negocio en conjunto con su esposo. La semillita del restaurante fue plantada en 2017 en un viaje a Europa en el que conocieron una ventanita de pasta estilo “to go” que los enamoró. Unos años después, un video de Tik Tok les recordó esas ventanitas de pasta, lo que les brindó el empujón final para empezar a crear el concepto de Pasta Bar.
Pero, no todo fue color de rosa. Antes de la apertura afrontaron numerosos desafíos: desde la dificultad para encontrar un local adecuado, su inexperiencia en el mundo de la gastronomía, hasta una estafa que los dejó con equipos de cocina en mal estado.
Sin embargo, el verdadero reto llegó cuando abrieron al público en diciembre de 2022. La realidad es que no estaban preparados para recibir a tantos clientes, lo que les impidió responder adecuadamente a la demanda. Esto desencadenó una ola de críticas en redes sociales, que enfrentaron asumiendo sus errores y comprometiéndose a mejorar lo que estaba en sus posibilidades.
“…El miedo siempre existe, pero también estoy tratando de verlo de una forma positiva. De que pesa, pesa, porque uno siempre lo toma en cuenta, pero no es el determinante para continuar o no con una decisión que se tiene que tomar”.
A dos años y medio de la apertura de Pasta Bar con un panorama más calmado, Karla nos cuenta sobre sus aprendizajes y experiencias como emprendedora e incluso nos revela qué viene para el futuro de Pasta Bar.
¿Cómo equilibra su rol como emprendedora con su vida personal y su vida familiar?
“Básicamente es saber priorizar; también entender que no todo es tan urgente. Yo siento que hoy en día uno vive como en un estado en el que todo urge, todo lo necesito ya, todo, todo, todo: apúrese, ¿cuándo lo tiene? Y en realidad, no todo es tan urgente. O sea, las cosas pueden esperar.
Y yo entendí y aprendí que, si el día de mañana —no sé— yo no estoy en Pasta Bar por alguna razón, posiblemente Pasta Bar va a seguir trabajando, va a estar abierto, va a seguir, va a ser lo mismo, porque nadie es indispensable.
Entonces, así como nadie es indispensable, uno tiene que aprender a priorizar las cosas importantes, como la salud, las relaciones de pareja, las relaciones familiares, los hijos —si tienen hijos—, antes que el trabajo, porque si no, después a uno le pasa la factura en el ámbito de la salud…”
“Siempre fui como una niña demasiado activa, siempre andaba metida en absolutamente todo. Era la que se metía a baile típico, toqué saxofón en el colegio, también me gustaba correr, o sea, hacía todo”.
¿Cuál ha sido el mayor reto o equivocación como emprendedora y que aprendió de ese momento?
“…Nuestros problemas no eran problemas de que no nos llegan a comprar; nuestro problema era que tenemos tantos clientes que no estamos dando abasto. No sabemos cómo solucionar esto de inmediato, pero tenemos que aprender. O sea, ahora tenemos que aprender.
Si hay algo que yo pudiera hacer diferente, es eso: tomarme las redes sociales al inicio de una forma seria, en el sentido de que yo sé que me pueden generar visibilidad y clientes, pero no sabía a qué impacto. No sabía de generar estrategias, de generar campañas, de analizar métricas, de plantear metas claras como: ¿para qué voy a hacer esto y por qué lo voy a hacer?
Ahora, tres años después, lo tengo muy claro… Bueno, lo enfrentamos dándole la cara también al cliente y diciéndole: agradecemos demasiado el interés, sabemos que estamos fallando en A, B, C y D; vamos a mejorar A, B y C; la D no puedo mejorarla. Si podés entender eso, sos bienvenido al restaurante. Estamos súper agradecidos, pero hay cosas que se pueden cambiar y hay otras que no, y pues la D no te la puedo cambiar, pero todo lo demás sí lo voy a mejorar porque queremos que seas parte de la comunidad de Pastalovers”.
¿Qué habilidades considera esenciales para una mujer que lidera su propio negocio?
“…Comunicar, liderar y bueno, la responsabilidad…”
¿Cómo ha balanceado ese rol de mando que tiene como jefa, con la posibilidad de conectar con las personas que trabajan en Pasta Bar?
“…Para mí ha sido muy difícil. Al inicio, yo me involucraba muchísimo con los colaboradores y como que me preocupaba y hacía más un vínculo de amistad, entonces entablábamos conversaciones de amigos, casi que literalmente. Pero luego empecé a ver que eso sí presenta un riesgo porque para mí ya era muy difícil cuando tenía que hacer alguna observación sobre algo que estaban haciendo mal. Me daba pena, lo postergaba y el error seguía cometiéndose, entonces era como el estrés de que: tengo que solucionar esto, pero no quiero que se sienta mal. Y entonces empecé, poco a poco, a poner ciertos límites… No soy una persona seria, ni odiosa, ni nada, pero sí he tenido que poner ciertos límites para no involucrarme tanto, al punto que me cueste tomar decisiones o comunicarlas…”
Pasta Bar tiene ya dos años y medio de estar abiertos, ¿cuáles considera han sido las claves para mantener a flote el negocio?
“…el vínculo con el cliente, sentirnos cercanos a los clientes, que nos importen las opiniones —sobre todo las opiniones que vienen de un feedback, no tanto del odio que muchas veces generan las redes sociales—, sino el feedback: mirá, me pasó esto. O los clientes que se acercan y me mandan un mensaje diciendo sucedió esto, y nosotros buscamos resolver. Como que el cliente siempre sienta que a nosotros nos importa mejorar, que nos importa que se vaya feliz. A nosotros no nos sirve que un cliente se vaya molesto, que se vaya enojado, que se vaya con un mal servicio, porque eso nos puede traer consecuencias negativas…”
Desde su perspectiva, ¿qué es lo más difícil de emprender en un negocio de gastronomía en Costa Rica?
“Uf, esa la tengo súper clara y es el manejo del personal. Es muy complicado, hay mucha rotación…”
“...Es muy bonito porque muchas veces llegan personas que dicen: ¡Ay Karla, yo a usted la sigo y me encanta!, vine a probar su restaurante. Yo me siento demasiado feliz y también siempre es como que me da mucho agradecimiento que al final de cuentas crean en mi negocio y que digan voy a ir a apoyarla…”
¿Cómo visualiza el futuro para Pasta Bar?
“Bueno, para Pasta Bar ahorita están pasando muchísimos cambios. El último año ha sido un año de muchísimo trabajo en eso que te comentaba de procesos de estandarización de absolutamente todo, manuales de procesos, ya finalmente estamos viendo los resultados finales de todo este trabajo. Bueno ya para este momento en el que va a salir la revista, probablemente ya va a estar anunciado que vamos a abrir franquicia para Pasta Bar, tanto nacional como internacionalmente, dándole prioridad a Costa Rica por supuesto. Ha sido todo un reto para nosotros porque hemos querido hacerlo lo mejor posible, a diferencia de cuando abrimos que hubo tanto error. Yo creo que de los errores se tiene que aprender definitivamente, y esto quisimos hacerlo muy, muy bien…”
En medio de esa ola de hate que se dio al principio, ¿qué la hizo seguir compartiendo el proceso de su negocio?
“...Creo que mi respuesta más sincera es esa: ir a terapia a mí me ayudó a continuar compartiendo mi vida como emprendedora y, simplemente, no cerrarme ni dejar de compartir nada más por el miedo al qué dirán y por el odio que se puede generar. Pero sí, ir a terapia me dio herramientas que ahora me ayudan a manejar muchísimo mejor esas situaciones”.
Descríbase como emprendedora en 3 palabras:
Perseverante, responsable y agradecida.
¿Algo de Karla que muchas personas desconocen?
“…Tal vez lo que les podría compartir es que, a pesar de que yo me veo, o yo siento que me perciben como una persona muy social —como muy de estar con gente y estar saliendo y todo—, yo soy una persona muy casera más bien. Me gusta salir porque me gusta, pero siento que también ya quemé mucho esa etapa en mis veintes, de que a todo plan que a mí me invitaban, a lo que fuera, con tal de salir, yo salía. Hoy en día soy una persona mucho más casera…”
¿Qué le diría a la Karla de 18 años que se vino de Golfito para San José?
“…Le diría que no tenga miedo de enfrentarse a tantos retos que se le van a presentar, que va a poder con todo, pero que siempre trate de priorizar su salud en general. Salud tanto física como mental. Que el trabajo no lo es todo, que sin salud no hay nada más, entonces que tiene que aprender a tener ese balance. Que lo va a lograr y que va a alcanzar esas metas, pero que va a tener muchos aprendizajes.
Va a pasar por muchos retos duros, difíciles, pero que va a salir victoriosa y va a salir sobre todo con muchísimo aprendizaje. También le diría que confíe en las decisiones que está tomando porque la van a llevar a donde quiere estar…”
Créditos
Fotos: Camila Castillo
Maquillaje: Ángeles Pereira
Peinado: Ana Leonor Ternera
Producción: Camila Castillo, Mauricio Angulo, Isaac Jiménez
Locación: Pasta Bar
Accesorización: Carlos Chavarría-Credenza Archive