Según estadísticas e investigaciones, las personas adictas al amor vienen de familias disfuncionales, que no satisfacen sus necesidades afectivas básicas. Familias donde hay muchos secretos, roles rígidos, no hay libertad para expresar deseos o sentimientos; donde no se pueden ejercer las cinco libertades de Virginia Satir:
-La libertad de ver y escuchar lo que está aquí, en lugar de lo que debería ser, fue o será.
-La libertad de decir lo que uno siente, en lugar de lo que debería sentir y pensar.
-La libertad de sentir lo que uno siente, en lugar de lo que debería sentir.
-La libertad de pedir lo que uno quiere, en lugar de esperar el permiso para hacerlo.
-La libertad de correr riesgos por tu propia cuenta, en lugar de elegir solo lo que es “seguro” y no arriesgarse.
Estas personas han aprendido desde pequeñas a negar sus propios sentimientos, a “poner buena cara”, aunque estén sufriendo; a “ayudar” a otros, aunque estén vacías, y a “seducir”, aunque interiormente estén llenas de miedo. Pueden ser muy exitosas profesionalmente, pero adictas emocionalmente.
Esta adicción, como cualquier otra, es una enfermedad progresiva y requiere terapia.
La adicción a las relaciones incluye:
-Adicción al amor o a los romances
-Adicción a las relaciones disfuncionales
-Codependencia
Cada una impide una intimidad sana, provocando incapacidad para establecer y mantener relaciones constructivas con otras personas, incluyendo a sus familiares.
Se manifiesta por una tendencia al control obsesivo en las relaciones, comportamiento obsesivo, inhabilidad de establecer límites o fronteras, creando vínculos aglutinados, demasiados “pegados”. Se les hace imposible “ser yo estando contigo”, no hay espacio individual, se asfixia al otro, se le persigue. Dificultad para expresar necesidades y sentimientos, exposición a peligros en la búsqueda o mantenimiento de la relación.
Estas personas necesitan excesivamente la aprobación de los demás, son seudo-seres, que viven a la luz de la aprobación de los otros. Constan de baja autoestima, debido a relaciones afectivas insatisfactorias a lo largo de su vida. La pareja ocupa el primer lugar de su vida. Se ilusionan excesivamente al comienzo de una relación.
Por lo general, adoptan posiciones subordinadas en las relaciones. Lo constante es que la ruptura es un auténtico trauma, pero sus deseos de tener una relación son tan grandes que buscan pronto a otra persona. No siempre son selectivos, porque les urge tener una pareja.