El sacerdote Mauricio Víquez Lizano fue detenido hace un año en México como sospechoso de cuatro agresiones sexuales contra hombres, quienes eran menores de edad cuando se dieron los supuestos ataques, pero de momento el religioso seguirá sin poner un pie en suelo costarricense.
Esto se se debe a que las autoridades aztecas todavía no han resuelto un recurso de amparo interpuesto por los abogados de Víquez en ese país, quienes aseguran que los delitos que se le atribuyen ya prescribieron en Costa Rica, lo cual fue desmentido por la Fiscalía General de la República.
“La Oficina de Asesoría Técnica y Relaciones Internacionales indicó que se mantiene a la espera de recibir alguna información relacionada a la extradición del señor Víquez”, informó el Ministerio Público.
Esta situación, que pareciera que no se resolverá pronto, ha alargado la espera de las presuntas víctimas, quienes están deseando que el religioso llegue a Tiquicia para que enfrente a la justicia por los hechos que habría cometido entre 1993 y 1996, cuando era párroco de la iglesia de Nuestra Señora del Pilar, en Tres Ríos de La Unión, y de la parroquia San Juan Bautista, en Patarrá de Desamparados.
Así lo explicó Michael Rodríguez, uno de los denunciantes, quien recordó que cuando Víquez fue detenido el 18 de agosto de 2019 en San Nicolás de los Garza, en Nuevo Léon, pensó que el proceso penal se agilizaría.
“Los jueces mexicanos aprobaron la extradición y todo iba sobre ruedas, encaminado como nos habían comentado, luego vino el recurso de amparo presentado por Víquez, que fue lo que evidentemente frenó la extradición, esto sumado a lo que sucede con la pandemia del covid-19, porque los juzgados no han trabajado con normalidad”, explicó.
Rodríguez dijo entender que los abogados del sacerdote estén haciendo todo lo posible para evitar que lo regresen a Costa Rica, pero aseguró que es cuestión de tiempo para verlo de nuevo en el país.
Muy tranquilo
Pese a que a esta situación se ha alargado más de lo que esperaba, Michael dijo sentirse muy tranquilo, pues sabe que Víquez no podrá darse a la fuga, ya que permanece encerrado en el Reclusorio Preventivo Varonil Sur, del Circuito Javier Piña y Palacios en Xochimilco.
“El temor de nosotros era que Mauricio de alguna forma se saliera con la suya y pudiera evitar la justicia, para no hacerle frente a las consecuencia de sus actos.
“Como se encuentra detenido en México eso le da cierta tranquilidad a uno, porque siento que la justicia se está dando, lenta pero se está dando. Confío plenamente en la Fiscalía de acá y en la gente del OIJ, que ha hecho un trabajo increíble desde el inicio”, explicó Rodríguez.
Michael dijo que la verdadera paz la sentirá una vez que esté en el país y se realice un juicio.
“Si él no hubiera sido capturado, ahí nosotros ya hubiéramos dado por cerrado todo esto, pero que se diera la captura a pocos días de que prescribiera una de las causas penales, yo creo que ahí es donde se vio la mano de Dios para hacer justicia por este caso.
Presionando
Rodolfo Alvarado, abogado de las presuntas víctimas, explicó que aunque el tema de la extradición no ha tenido el avance que esperaban, él no ha perdido la esperanza de que Víquez sea enviado a Costa Rica antes de que termine este 2020.
“Eso afecta muchísimo los intereses de todas las personas que fueron afectadas y dañadas por Víquez Lizano, y lo que puedo indicar es que hemos presionado mucho al Ministerio Público, hemos conversado mucho con autoridades nuestras, y lo que nos han dicho es que debemos esperar la resolución del amparo en México”, explicó.
Sin entrar en detalles, Alvarado mencionó que lo que sí ha avanzado es la demanda civil por ¢400 millones que presentaron contra Víquez y la Iglesia católica, la cual incluye al arzobispo de San José, José Rafael Quirós, y a las entidades jurídicas de la institución religiosa (Conferencia Episcopal y Temporalidades).
“Las causas civiles por daños y perjuicios ocasionados a las víctimas, y que se tramitan en tribunales colegiados civiles del Primer Circuito Judicial de San José, han ido avanzando muy bien.
“No son solo contra Víquez sino que también contra la Iglesia católica, que de alguna forma apoyó y respaldó toda su carrera como sacerdote, porque sin ese apoyo nunca hubiera podido cometer los hechos”, dijo Alvarado.
Mucho tiempo
En cuanto al recurso de amparo, Alvarado dijo entender que este se haya retrasado por el tema de la pandemia, pero aseguró que un año es demasiado tiempo para una resolución de este tipo.
Además dijo que, según la impresión que tiene, él no descarta que exista alguna presión o injerencia de la Iglesia católica para que el amparo sea aprobado.
“Los amparos en el mundo entero tienen que ser resueltos con mucha prontitud, lo que no se ha dado en este caso”, dijo.
Finalmente, detalló que cuando Víquez llegue a Costa Rica, solicitarán como mínimo seis meses de prisión preventiva.
Por su parte, Rafael Rodríguez, abogado del sacerdote en Costa Rica, respondió por WhatsApp que no había nada nuevo que dar a conocer sobre su representado.
“Se encuentra en la misma condición. Aún no se ha resuelto el amparo presentado y consideramos que el Estado de Costa Rica, debería ser más proactivo en relación con la decisión y la condición jurídica del imputado. Está a la orden del Estado costarricense y de las autoridades mexicanas, aún no definen su situación jurídica”, respondió.